Ya estamos terminando la primera edición de Gravite, un festival multidisciplinar que esta tarde recala en La Madraza, para disfrutar del magisterio de Juan Varo. El profesor de lingüística nos guiará en un periplo temporal a través de la literatura universal, haciendo diferentes escalas en clásicos imprescindibles de la ciencia ficción que tienen al viaje en el tiempo como eje central.
Aunque seguiremos haciendo diferentes Encuentros Satelitales para maridar historia, ciencia, arte y creatividad, como el viernes 15, en la peña La Platería, donde Juan Pinilla nos guiará en un viaje por la historia y el futuro del flamenco; le echamos el cierre a un festival diferente, nuevo y original que ha sido extraordinariamente bien acogido.
Una de las etapas de Gravite recaló en el restaurante El Claustro. En la pelea por las estrellas, Michelin en este caso, creemos que dar a conocer nuestra gastronomía en el marco de un festival cultural puede sumar y contribuir, aunque sea de forma mínima, a la difusión de las bondades culinarias de Granada.
El insultantemente joven, pero sobradamente preparado chef Rafael Arroyo reinterpretó en clave de cocina contemporánea algunos platos del recetario tradicional granadino, como el puchero de hinojos o el mismísimo plato alpujarreño. Un delicioso viaje a través del sabor del que participaron escritores, artistas, cocineros y periodistas como Javier Olivares, Fernando Marías, Marta Aguilar, Víctor Amela, José Caracuel, Cristina Higueras o Félix J. Palma. Damos fe de que se fueron encantados y enamorados de nuestra cocina.
Antes de la cena, otro de los grandes momentazos del festival patrocinado por Bankia: Ángel Gil, presidente de la Fundación Iberoamericana de Nutrición, impartió una lección magistral sobre la evolución de los alimentos, desde el pasado más remoto hasta el futuro que nos espera.
Dos apuntes: una de las mejores medicinas que existen es la comida. Medicina preventiva. No debería tratarse, solo, de comer para alimentarnos. O por placer. Que también. Pero en los alimentos que decidimos echarnos a la boca hay mucho de salud… o de enfermedad.
Y, de cara a un futuro que ya es presente: la alimentación personalizada. No por gustos, aromas o estímulos visuales. Que también. Pero Ángel Gil nos habló de la personalización a través de nuestro ADN, el único que nos puede decir qué alimentos son realmente buenos, y en qué dosis y cantidades, para cada uno de nosotros.
Jesús Lens