Tras varios días de fiesta y asueto, hoy se termina un puente que, a algunos, podría sumirles en una cierta melancolía. Ya saben ustedes que no creo en esa patochada del estrés postvacional, pero es posible que sienta usted un cierto agobio ante el final del parón de la Inmaculada Constitución y las intensas semanas que están por venir: cierre del ejercicio, comidas y cenas prenavideñas, compras, encuentros familiares…
Le propongo algo que no sé si contribuirá a aliviar esa presión o a incrementarla: hacer un repaso a sus propósitos de año nuevo, ahora que el 2019 está viejito y quejumbroso. ¿Los tiene en la memoria? ¿Anotados en algún papel perdido por su escritorio o mesa de trabajo? ¿Olvidados en un hilo de twitter o un estado de facebook?
Hay propósitos de año nuevo que, a estas alturas del ejercicio, ya son irrealizables. Sin embargo, repensarlos y tratar de reactivarlos hará que, de cara al 2020, estemos en una inmejorable situación para empezar a cumplirlos, de verdad. Lo de mejorar la dieta, hacer deporte, adelgazar y tal; por ejemplo. Con la que se nos viene encima, entre turrones y mantecados, no estaría de más comenzar con la dieta detox antes del feroz intox que nos espera.
¿Y qué pasó con esos libros, esos cómics y esas películas que este año iban a caer, sí o también? Busquen, busquen esas listas de imprescindibles y, aunque ya no de tiempo a leerlos / verlas, todos y todas; alguno y alguna deberían caer antes de que la Pedroche nos deslumbre con su brillante desnudez, llegado el caso.
¿Queda tiempo para hacer alguna escapada por el entorno cercano? Un viajecito ecológico y sostenible a la Granada que se va quedando vacía, en busca de la luz natural que, durante unas horas, nos haga olvidar las cada vez más falsas y costosas luces navideñas.
Y esas exposiciones que sólo aguantarán hasta el día 6 de enero. Que luego nos da rabia habérnoslas perdido, de Granada y la vanidad de su belleza, en el museo CajaGranada, a los Destacados de la colección Telefónica en el museo de Bellas Artes.
Todavía estamos a tiempo. Menos melancolía y más acción cumplidora de nuestros buenos propósitos y mejores intenciones.
Jesús Lens