Escurrir el bulto

No ha estado muy afortunado mi querido Luis González con la analogía entre los grafitis artísticos y una pintada cualquiera en el Arco de las Pesas. Sé que hace referencia a la cuestión legal y al marco normativo, pero flaco favor le prestan las palabras del edil de Urbanismo a la causa de la Capitalidad Cultural del 2031. (Leer aquí la información)

Foto: Ramón L. Pérez

Resulta desazonador seguir constatando que en los últimos seis meses, cualquier cuestión, por nimia que parezca, acaba desembocando en un lío morrocotudo en esta Granada nuestra. Aunque no es tan difícil de entender: el Ayuntamiento carece de un equipo de gobierno como tal y su gestión es más una guerra de guerrillas, repleta de escaramuzas y encontronazos, que una ofensiva bien planificada y diseñada.

En esta guerra de guerrillas, nuestros políticos no dejan de escudarse en dos armas que están cobrando un inusitado protagonismo en el día a día de la gestión de la ciudad: los técnicos municipales y el marco normativo. Si repasamos la hemeroteca de estos meses, nos hartamos de encontrar lamentables excusas y justificaciones basadas en informes de los técnicos y en las manos atadas por la ley.

Se cuenta que, cuando le preguntaron a Truman Capote por la novela ‘En el camino’, de Jack Kerouac, la despachó con displicencia diciendo que aquello no era literatura. Era mecanografía.

Parafraseando a Capote, el bipartito que gobierna los destinos de Granada desde el pasado mayo no está haciendo política. Hace mecanografía. Más que gestionar, practica el patada-seguir burocrático y el botepronto administrativo, quitándose de encima todas las patatas calientes que puede. Y hasta las que no puede. Como ejemplos, una ristra de botones: el Parque de las Ciencias, la restauración de grafitis, los fondos europeos para la formación, el cierre del Centro de Exposiciones de CajaGranada en Puerta Real…

No hay como un informe técnico o un vacío legal para quitarse de encima las responsabilidades de gobierno y sacudirse los problemas. ¿Olvidan nuestros munícipes que no les elegimos para eso? Les elegimos para que hagan política y mejoren las cosas, no para parapetarse en decretos, presupuestos y normativas mientras Granada sigue perdiendo, en todos los órdenes.

Jesús Lens

Granada es provincia

Como el día a día de nuestra ciudad es tan apasionante, los cronistas y juntaletras periodísticos, atentos a la actualidad, corremos el riesgo de perder la perspectiva y olvidarnos de la provincia, lo que resulta ciertamente injusto. Granada, además de la capital y su área metropolitana, está conformada por 170 municipios y entidades locales.

A un buen número de los municipios más pequeños de Granada les ocurre como al coronel de García Márquez: no tienen quien les escriba. Excepto la Diputación, por supuesto. ¿Qué sería de la provincia de Granada sin la Diputación? ¡Ay, esos tecnócratas urbanitas que no dudan en cuestionar su utilidad y su vigencia, con el culo bien aposentado en un cómodo sillón reclinable, mirando a la Fuente de las Batallas!

El presidente de la Diputación ha presentado los objetivos estratégicos de la institución para el 2020, vertebrados en torno a un eje fundamental: luchar contra la despoblación. Para ello, diferentes modalidades de actuaciones, con la puesta en marcha de una oficina para atraer rodajes de series, películas, anuncios o videoclips como proyecto estrella.

Este tema, lo saben ustedes, me duele expresamente. Granada fue pionera en Andalucía en la puesta en marcha de una oficina técnica para organizar rodajes, pero a un infausto diputado de Cultura del PP no le tembló el pulso a la hora de desmontarla, con el peregrino argumento de que el cine no es cultura.

El pasado año, en la extensión de Granada Noir, llevamos una charla-presentación sobre la provincia de Granada como escenario de películas, series, novelas y cómics de temática negra y criminal. Y está feo que yo lo diga, pero al público asistente le encantó y le sorprendió descubrir la enorme versatilidad paisajística de nuestra tierra y la cantidad de posibilidades que ofrece.

Al margen de esta cuestión, básica, me ha llamado la atención lo de la Senda del Litoral que conectará la Costa Tropical con la Alpujarra a través de caminos y senderos. Y el Geoparque, por supuesto, que se está convirtiendo en una de las joyas de la corona del turismo de interior de Granada.

Jesús Lens

Granada en Madrid

Llámenme provinciano, cateto o granaíno y mú granaíno, pero siempre que viajo me gusta seguir el rastro de Granada allá por donde voy. De ahí mi alegría al descubrir a Lorca en un collage de Dalí en pleno corazón de Berlín, por ejemplo.

Este año lo estrenamos en Madrid, disfrutando de sus musicales y de sus museos. Y de sus bravas y sus callos, como escribo en mi Gastrobitácora del suplemento Andalucía Gourmet de hoy viernes, que viene muy depurativo y detox, por cierto.

En el Reina Sofía, además de volver a emocionarnos con el Guernica y de cumplimentar a Dalí y a Gutiérrez Solana como se merecen, pasamos por la exposición/instalación dedicada al gran Val del Omar, muy emocionante y evocadora.

Además de varios de sus inventos, proyectores y cámaras, se puede disfrutar en pantalla grande de su hipnótica visión del mundo a través de la proyección de ‘Fuego en Castilla’, subtitulada como ‘Tactilvisión del páramo del espanto’. Flipé con la Mecamística de Val del Omar, uno de los creadores más importantes y originales de nuestro país, al que vamos a dedicar mucho espacio en la ya inminente segunda edición del festival Gravite, patrocinado por Bankia.

Si van por Madrid, no dejen de hacerle los honores a uno de nuestros paisanos más visionarios. No es sólo que se lo merezca. Es que van ustedes a penetrar en la mente prodigiosa de un creador sin límites para quien nada de lo humano era ajeno.

Y a tiro de piedra del Reina Sofía, cruzando Atocha, se encuentra la galería ‘My name’s Lolita Art’ que ahora mismo tiene en exposición la obra más reciente de uno de nuestros artistas más internacionales: Paco Pomet.

Resulta emocionante encontrar expuestas en las paredes de la galería algunas de las obras de Paco a cuyo proceso creativo pudimos asomarnos este verano en su estudio de la antigua azucarera del Genil. Como la de esa luna que llega mientras se marcha el sol, en un ambiente de género negro. O los coches de los años 30 del pasado siglo cuyos faros emiten la luz de los sable láser de la saga de ‘Star Wars’.

Llámenme localista, pero me encanta disfrutar del talento granadino allende nuestras fronteras.

Jesús Lens

 

Inteligencia artificial y criminal

Vamos a escuchar mucho el término ‘inteligencia artificial’ en los próximos meses, especialmente en Granada, que en marzo acogerá un congreso internacional dedicado a una disciplina científica en permanente evolución.

Cuando escuchamos hablar de inteligencia artificial, lo primero que se nos viene a la cabeza es un robot, sea con forma humana o como androide. Entre CP3O y R2D2 estaría la cosa, más o menos. Pero la inteligencia artificial va mucho más allá de la forma y el formato en que la representemos. Está en los algoritmos de búsqueda de nuestros ordenadores o en los asistentes virtuales de nuestros móviles, sin ir más lejos.

¿Sabían ustedes que los algoritmos informáticos con los que trabajamos diariamente están cargados de prejuicios? Racistas y machistas, para empezar. La inteligencia artificial representa a sus creadores, programadores y usuarios. Y les/nos saca los colores. De ahí que la Comisión Europea haya constituido un grupo de alto nivel compuesto por científicos, ingenieros, ejecutivos de empresas tecnológicas y filósofos para que preparen un informe sobre la preocupante situación y tratar de revertirla.

Así las cosas, la próxima edición del festival Gravite que, patrocinado por Bankia, se celebrará en la última semana de enero, ha distinguido este año a Rosa Montero con el premio ‘Viajera en el tiempo’, entre otras razones, por su trilogía dedicada a Bruna Husky, una tecnohumana que actualiza a los míticos replicantes de ‘Blade Runner”.

En el Teatrillo del hotel Alhambra Palace, Rosa Montero conversará con Francisco Herrera, catedrático de ETS de Ingenierías Informática y de Telecomunicación de la UGR y reconocido especialista en inteligencia artificial. El de la humanización de la inteligencia artificial será uno de los temas que saldrán a colación, a buen seguro, en dicho encuentro.

Hace unos meses escribíamos sobre ‘Lágrimas en la lluvia’, la primera novela de la trilogía de Bruna Husky: “Para que fueran lo más parecidos posibles a los humanos, a los replicantes se les implantaban recuerdos. Se les construían biografías ficticias que, aunque fueran falsas, tenían que ser creíbles. De ahí que el trabajo de los memorialistas fuera tan importante. Y de ahí, también, que existan redes de tráfico de memorias pirata, de calidad discutible”.

La memoria se convierte en uno de los elementos clave a la hora de humanizar a los robots. Por regla general, a los tecnohumanos se les instalan memorias agradables compuestas por 500 imágenes, más que suficientes para construir una biografía de 25 años: cumpleaños, fiestas de fin de curso, graduaciones, celebraciones varias, cariño familiar, actividades con amigos, etc. El memorialista de Bruna, sin embargo, se empleó a fondo con ella, insertándole todas sus vivencias personales, muchas de ellas duras y traumáticas. De ahí que Bruna sea una replicante tan, tan especial.

Si el racismo estaba en el núcleo duro de la primera entrega de su trilogía, en  ‘El peso del corazón’, Rosa Montero se centra en el machismo recalcitrante impulsado por los regímenes teocráticos más integristas e intransigentes, construyendo un universo paralelo con referencias a ISIS y al mismísimo ‘El cuento de la criada’, además de abrir una apasionante investigación sobre los peligros de la energía nuclear.

En la segunda entrega de la trilogía de Bruna Husky conocemos más y mejor a la tecnohumana y nos adentramos en la complejidad de la psique de un robot con memoria humana que vive y trabaja en una sociedad que la sigue considerando un bicho raro, diferente y extraño.

Es justo lo que le pasa a Adán, uno de los primeros seres humanos sintéticos creados a partir del trabajo de Alan Turing en la novela distópica ‘Máquinas como yo’, de Ian McEwan. Porque en esta historia, Turing no se suicidó tras el juicio que tuvo que soportar por su homosexualidad. Y sus investigaciones ayudaron al alumbramiento de 12 adanes y 12 evas.

Charlie, un tipo normal y corriente, compra un Adán con el dinero de una herencia y se lo lleva a vivir con él y con Miranda, su vecina y amante. Las funciones primordiales de Adán son ayudar en casa y hacer compañía. Y todo parece ir bien. Hasta que el robot siente una emoción muy humana: el amor. Y de su mano, los celos.

“Al entrar vi a Adán de pie. Cuando me vio el brazo en cabestrillo soltó un leve grito de asombro, o de horror. Y vino hacia mí con los brazos abiertos.

—¡Charlie! Lo siento. Lo siento tanto. Qué cosa más horrible te he hecho… No era mi intención, de verdad. Por favor, por favor, acepta mis más sinceras disculpas”.

Llegados a este punto, Charlie trata de pulsar el botón de apagado de Adán. El robot no lo permitió. Y le espetó la siguiente amenaza a su dueño: “Tú y Miranda sois mis amigos más antiguos. Os quiero a los dos. Mi deber para contigo es ser claro y franco. Soy totalmente sincero al decirte lo mucho que siento haber roto una pequeña parte de ti anoche. Prometo de no volverá a pasar. Pero la próxima vez que intentes pulsar el botón de apagado me sentiré más que feliz arrancándote el brazo entero, desde la articulación del hombro”.

¿Ven ustedes como hay mucho que hablar sobre la inteligencia artificial y los riesgos de su humanización? Pronto, en el festival Gravite.

Jesús Lens

Viene el dolor

Estoy muy impresionado por las palabras del Rey: “Ha sido rápido. El dolor viene después”. Dicen los cronistas que su tono era jocoso y bromista, en respuesta a un comentario de Pedro Sánchez sobre lo largo que ha sido su parto como presidente del Gobierno, pero no me digan que no impresiona eso de ‘el dolor viene después’.

Para Sebastián Pérez, sin embargo, el dolor ya ha llegado. Convocó ayer a los medios para mostrar su preocupación por la formación del nuevo gobierno, al que tildó de ‘pesadilla’. A partir de ahí, Sebastián Pérez desarrolló una disertación que deja al Apocalipsis de San Juan a la altura de un libro de la colección Barco de Vapor.

Se están equivocando PP y Cs con el tremendismo de sus declaraciones. Compiten con Vox en lo de flagelarse y amenazarnos con arder en el infierno. Por mal que le pudieran ir las cosas al tándem Sánchez-Iglesias, el escenario nunca será tan nefasto como lo pintan los voceros de la derecha, por lo que tanto llorar y crujir de dientes se les terminará volviendo en contra.

En su alocución, tal y como nos cuenta Pablo Rodríguez, el presidente provincial del PP ha recordado la necesidad de la provincia de terminar de desarrollar (sic) las canalizaciones de Rules, entre otros proyectos, y ha dudado del destino de las inversiones en esta nueva legislatura, ironizando sobre su destino final. ¿Acabarán en Teruel, Navarra o Galicia?

Y lo dice como si lo de Rules fuera algo nuevo o de ahora. Lo dice Sebastián Pérez como si la piscina más grande e inútil de Europa no llevara varios lustros sacándoles los colores a gobiernos como el de Rajoy y su mayoría absoluta, por ejemplo. ¿A dónde fue el dinero de Rules por aquellos entonces? A ver si acabamos por concluir que el PP granadino no pintaba nada en el concierto nacional.

Otra duda: ¿cómo recordará Marifrán Carazo desde Sevilla, ahora que es consejera de Fomento y ha encargado un estudio para la ampliación del Metro, los catastrofistas vaticinios de Pérez sobre una de las infraestructuras mejor aceptadas en Granada? Es lo que tiene tanto dramático aspaviento.

Jesús Lens