Hoy es un día clave. Otro más. Hoy se celebra el Consejo de Ministros del que deben salir las medidas económicas y financieras que contribuyan a mitigar los daños de la brutal crisis que se avecina. A evitar la ruina de miles de negocios, comercios, autónomos y pequeñas y medianas empresas.
En ese sentido, qué importante es que sigamos apoyando al pequeño comercio. Que compremos en las tiendas de barrio estos días. El pan, la carne, el pescado… Hay vida más allá de las grandes cadenas de alimentación. Y qué bueno ese llamamiento a que, cuando todo esto pase, sigamos invirtiendo en revitalizar la economía de nuestro entorno, en la medida de nuestras posibilidades. Comprar en las papelerías, eléctricas y ferreterías del otro lado de la calle; en los comercios de toda la vida. Tomar cañas, vinos y cafés en los bares de ahí abajo.
Aunque sigue habiendo quien no asume la gravedad de lo que estamos viviendo y trata de hacer la guerra por su cuenta, una inmensa mayoría de ciudadanos estamos siendo escrupulosamente responsables y concienzudos en nuestro día a día.
Tenemos que asumir que esto va a durar más de los quince días originalmente previstos. Lo estamos viendo en Italia, el espejo en que debemos mirarnos. Por esa misma razón, solo conseguiremos revertir el explosivo índice de contagios cuando el mayor número posible de ciudadanos nos quedemos en casa. China ha demostrado que es posible.
Ayer, el whatsapp y las redes sociales ardían de indignación con las actividades laborales de nuestro entorno que seguían funcionando de forma inaceptable e innecesariamente presencialista. Por desgracia, el egoísmo de unos pocos va a conllevar que las calles de nuestras ciudades y pueblos empiecen a presentar un aspecto militarizado dentro de poco, si los índices de contagio siguen disparados.
Microrresponsabilidad. Responsabilidad individual. Pero también hay que exigírsela a los de arriba. Apelar a la macrorresponsabilidad de nuestros gobernantes. Ojalá que el gobierno y la oposición, hoy, estén a la altura de las circunstancias. Es mucho lo que nos jugamos todos, más allá de partidismos e ideologías.
Jesús Lens