Fiel a una inveterada costumbre mantenida a lo largo de los años y siempre que tengo tiempo para leer la prensa con calma, empecé el IDEAL de ayer domingo por el final. En la página 40 leí un titular llamativo con las palabras de Antonio Garamendi, presidente de los empresarios españoles: “Hay que reconocer que el Gobierno está teniendo en cuenta las opiniones de la CEOE”.
Leí la entrevista con detenimiento. Garamendi explicaba las dificultades en las negociaciones para la prórroga de los ERTE, habló sobre la guadianesca contrerreforma laboral y, sobre todo, destacó el clima de entendimiento con Gobierno y sindicatos a la hora de alcanzar acuerdos en estos dos años. “Hemos alcanzado seis acuerdos hasta ahora, pero creo que es nuestra obligación alcanzar acuerdos. También defender nuestra visión y discrepar cuando no estamos de acuerdo con algo. Y tengo que reconocer que el Gobierno está teniendo en cuenta la opinión de la CEOE”.
Un poco más adelante, un Garamendi que se declara moderado y pragmático, señala: “La sociedad es mucho más moderada de lo que refleja el termómetro político”.
Seguí avanzando hacia atrás en la lectura del periódico hasta llegar un editorial titulado ‘Diálogo fructífero’ en el que se elogia ese productivo ambiente de entendimiento y flexibilidad entre Gobierno, patronal y sindicatos que debería servir de ejemplo a las formaciones políticas en el futuro inmediato.
La sorpresa llegó al leer la entrevista en profundidad que Mercedes Navarrete hizo a Gerardo Cuerva, presidente de la patronal de las pequeñas y medianas empresas españolas. Me chocó leer cosas como que “hay alguien empeñado en demonizar la actividad privada en España, que es complementaria con la actividad pública. A mí no me gusta un país que mine la actividad privada. No me gusta un país comunista. Creo en la libre economía y el libre mercado”. O un poco más adelante, hablando sobre el Gobierno y la posibilidad de subir impuestos: “No sé si detrás de eso pretenden un cambio de modelo, acabar con el sector privado y que todo sean macroempresas del sector público”.
¿Perdón? ¿Hola? ¿Me he perdido algo? ¿Están firmando los representantes de los empresarios españoles acuerdos con un ejecutivo de aspiración chavista bolivariano iraní castrista? Se me hacen raras esas palabras en un tipo tan habitualmente comedido como Cuerva (Aquí escribí de él hace un par de años). ¿Es la táctica del poli bueno / poli malo o se trata una postulación para ir en futuras listas electorales? Porque son declaraciones muy propias de político en campaña.
Jesús Lens