Que no estén las cabezas para pensar en viajes, vacaciones, salidas o desplazamientos no quita para que debamos reflexionar sobre los desafíos de futuro que presenta el turismo. De hecho, este parón debería ser una excelente oportunidad para hacer una reflexión colectiva sobre el particular. Desde el punto de vista económico y financiero, por supuesto, pero sin olvidar la sostenibilidad.
¡Vaya frase me ha salido! Como de candidato en campaña electoral. Pero de verdad de la buena que creo en ello. El peso del turismo en el PIB provincial de Granada es demasiado importante como para no prestarle la atención que se merece. Hay que abundar en la senda del binomio Granada-Salud. En las posibilidades del acelerador de partículas, en la UGR y un largo etcétera. Mal haríamos, sin embargo, en olvidar al sector turístico que tanto nos reporta.
El concejal del ramo del Ayuntamiento de Granada, Manuel Olivares, no deja de proponer temas interesantes. Una vez ‘desfacido’ el entuerto sobre los miradores, continúan llegando ideas con el objetivo de que nuestra capital sea un destino inteligente. Tengo que reprimir mis más bajos instintos para no hacer aunque sea un comentario sardónico sobre Granada como destino inteligente, pero no me quiero desviar de la cuestión. (Leer AQUÍ y AQUÍ el tema de los miradores, los olores y los sonidos)
Lo de la medición de flujos turísticos en barrios históricos suena bien, aunque será difícil luchar contra el síndrome del ‘petazo’ en puentes, fines de semana otoño-primaverales y fiestas de guardar. La sostenibilidad, o sea. Sobre la cuestión de la señalética y la cartelería hablamos otro día, junto al tema de los miradores y los itinerarios culturales, históricos y gastronómicos. Van muy de la mano.
Menos mal que los responsables del área de turismo han detectado el enorme potencial de todo lo referente a los viajeros románticos y vayan a actuar en consecuencia. ¡Nunca es demasiado tarde si la dicha termina por ser buena!
Un proyecto museístico dedicado a los Washington Irving, Ford, Dumas o Gautier en el Cuarto Real tiene todo el sentido. Siempre que se haga bien, claro, y no quede reducido a cuatro paneles informativos con menos contenido que el de la Wikipedia. Una ocasión, también, para organizar actividades culturales en torno a la figura del viajero, romántico o malafollá, que haberlos, haylos.
Granada ha sido imán para viajeros desde tiempos inmemoriales. Los ha habido de paso, estacionarios y hasta que han echado raíces aquí. Hora es de dedicarles cariño, atención… y dinero.
Jesús Lens