Esta semana quiero hablar, mucho y bien, de dos novelas negras muy diferentes entre sí, pero que tienen un mismo hilo conductor: su acción transcurre hace muchos, muchísimos años.
En la absorbente ‘El hombre de Calcuta’, publicada por Salamandra Black, el escritor inglés de origen indio Abir Mukherjee nos conduce a la tensa y vibrante India de un año muy especial, 1919. Acaba de terminar la I Guerra Mundial y las relaciones entre la colonia y la metrópoli son tensas. Muy tensas.
En un burdel del extrarradio de la ciudad aparece el cadáver de un alto funcionario del gobierno. Uno de esos prebostes bien conectado con los industriales y políticos que mueven los hilos. El encargado de investigar es Sam Wyndham, un veterano de la conflagración mundial que arrastra heridas en su cuerpo… y en su alma. Está recién llegado a la India y trae ideas nuevas a una sociedad en la que la apertura de mente no es especialmente bienvenida.
A este quijotesco personaje le acompañará un policía nativo, Surendranath, popularmente conocido como Surrender Not entre sus compañeros británicos, incapaces de pronunciar ese complicado apellido ni medio bien. Lo de No Rendirse, sin embargo, le va al pelo.
Hay otros personajes, por supuesto, de mujeres con aspiraciones fatales a revolucionarios independentistas tildados de terroristas. Pero la gran protagonista de la novela es Calcuta, que el autor nos presenta como fascinante, contradictoria y magnética.
Ojo al humor y al cinismo de Abir Mukherjee. Nada más comenzar la novela, el protagonista, que viene de vuelta de todo, suelta la siguiente perla: “Cuando crees haberlo visto todo, agradeces que aún haya asesinos con la capacidad de sorprendente”. O esta declaración de principios, explicando por qué se alistó en el ejército: “no por amor al rey y a mi país, consideradas causas nobles, sino por amor a una mujer, que es algo mucho más complejo”. Sin olvidar los diálogos con Not Surrender, surrealistas en muchos casos.
Ahora que viajar al extranjero sigue siendo un sueño imposible, ‘El hombre del Calcuta’ es un inmejorable pasaporte a la India. Es el libro que hemos elegido para febrero del club de lectura Adictos al crimen y lo despedazaremos el próximo lunes, literariamente hablando. ¡Ansioso estoy!
Con ‘Cielos de plomo’, por su parte, recién publicada por Harper Collins, Carlos Bassas del Rey conduce al lector por las calles de la ciudad Barcelona en que transcurrió su infancia y juventud. No por las mismas calles, claro, dado que la trama de su novela transcurre en el siglo XIX y aquella Barcelona olía de una forma muy diferente a la actual.
Es importante destacar el olor, que Bassas consigue transmitir sensaciones vivas a través de una prosa evocadora y descriptiva que permite al lector transportarse a aquellos lejanos tiempos. El protagonista es un raterillo que podría haber salido de una novela de Dickens. Un pobre desgraciado al que matan a su mejor amigo. Y a falta de dinero, posición, trabajo, horizontes o proyecto vital a los que aferrarse; cobrarse cumplida venganza parece un buen plan. Quizá no sea el propósito más edificante para darle sentido a una vida, pero sí el más justo.
Barcelona es la gran protagonista de una novela que te mantiene prendido a sus páginas, de la primera a la última. Para narrarla, diferentes personajes, pobres y ricos, se irán pasando el testigo hasta conducirnos a un emocionante e inesperado desenlace.
Me ha encantado el giro que el autor le ha dado a su carrera literaria con una novela, que siendo Bassas 100%, amplía sus horizontes y le suma la aventura pura y dura a sus registros tradicionales.
Jesús Lens