Me lo insinuó cuando nos cruzamos brevemente en la fiesta posterior a la entrega del Premio Planeta. “En enero publico nueva novela”. Pero no soltó ni una palabra más cuando traté de tirarle de la lengua para que me avanzara algo. Se escabulló con un “te va a gustar, ya verás”. ¡Y vaya si me ha gustado! Porque Víctor del Árbol ha vuelto a la novela negra. Y lo ha hecho a lo grande, que más allá de estar protagonizada por un inspector de policía, ‘Nadie en esta tierra’, recién publicada por Destino; es una novela de Víctor por los cuatro costados.
Junto al policía protagonista y a su compañera Virginia, Soria y Heredia; tenemos un sorprendente antagonista que escribe en primera persona y cuya voz, por momentos fantasmagórica, resulta de lo más inquietante ya desde el mismísimo prólogo: “no tengo un nombre que vosotros podáis conocer y eso debería tranquilizaros; lo que no se nombra no existe y, a fin de cuentas, una voz sin nombre es un eco sin presencia, de modo que podéis decidir que soy fruto de la imaginación o algo parecido a un fantasma, alguien que estuvo y ya no está”.
Todo comienza cuando el inspector Julián Leal regresa a la aldea donde nació, en plena costa gallega. Se fue de allí hace muchos, muchísimos años, y no regresó jamás. Ahora tiene sus razones, aunque su presencia no será bien recibida por la mayoría de los vecinos, excepción hecha de algún viejo amigo de cuando eran críos. “Pueblo chico, infierno grande”, reza la sabiduría popular. La máxima se cumple a rajatabla: desde el principio sabremos que algo no anda bien por aquellos lares.
Ni por Barcelona, ojo, la ciudad donde trabaja Julián. Que las grandes urbes tampoco son lugares para tirar cohetes cuando toca hurgar en sus rincones más oscuros, sórdidos y pestilentes. Y en esas estamos. Porque Leal, además de viajar al pasado, se ha embarcado en una cruzada personal para hacer justicia. Y a veces, para conseguirla, hay que transgredir la ley, burlarla.
Como es habitual en la narrativa de Víctor del Árbol, el pasado tiene un gran peso en la trama. El pasado personal y familiar de los personajes y el pasado histórico, político y social de los lugares. Sobre todo porque ambos van de la mano y se retroalimentan entre sí, convirtiéndose en un peso, en un lastre del que cuesta la misma vida desembarazarse. “Debería haberlo imaginado, que el pasado estaría ahí, con la guadaña afilada, mirándole con esa media sonrisa, diciéndole: “¿De verdad creías que me he olvidado de ti?”.
Su estructura poliédrica, los saltos en el tiempo, el reparto coral y los conflictos de entonces y ahora, tan distintos y tan semejantes; hacen de ‘Nadie en esta tierra’ una de las primeras grandes novelas del 2023. Investigaciones paralelas, personajes enfrentados, culpa y expiación. Como también es marca de fábrica en Víctor del Árbol, los buenos no lo son tanto y los malos, una vez conocida su historia, no parecen tan monstruosos. O sí. Pero como dice la cita inicial de Banana Yoshimoto, “cuando estás en el fondo del abismo, encuentras en él un consuelo especial que no se halla en ninguna parte”.
Para terminar, dejemos la puerta abierta a la posibilidad de que ‘Nadie en esta tierra’ sea la primera entrega de una saga protagonizada por uno de esos personajes contradictorios, repletos de aristas y dobleces, a los que tanto cuesta querer, pero a los que tampoco se puede odiar. Al menos, no sin ambages.
Jesús Lens