Lorenzo Silva en Irak

Hace unos meses, tras nuestra conversación literario-musical en la Feria del Libro de Peligros, quedé con Lorenzo Silva cerca de la estación de tren para marcarnos una de esas charletas gourmet al calor de unas Cervezas Alhambra bien frías. Quedamos en La Cueva de 1900 y cuando llegué, Lorenzo ya estaba allí. Hablaba por teléfono y me hizo un gesto cómplice: era una llamada importante.

Al terminar, con la confianza de varios años de amistad a nuestras espaldas, Lorenzo me contó que le había surgido la posibilidad de ir a Irak, pero que no estaba siendo fácil terminar de rematarlo. ¡Se había abierto una ventana de oportunidad, que dirían los modernos estrategas electorales! Silva ya estuvo en su momento en Afganistán, “pero Irak es otra cosa”, me dijo enigmáticamente. 

La conversación se quedó ahí. Dedicamos la siguiente hora a hablar de las costumbres culinarias de Bevilacqua y Chamorro, de cómo Madrid está en plena ebullición gastronómica y de nuestras pasiones negro-criminales. Le acompañé al tren y nos despedimos hasta la próxima. Porque con Lorenzo siempre hay una próxima vez, felizmente. (AQUÍ, la charla gastro-literaria con Lorenzo Silva) 

Ayer, desayunando, me llevé una gran alegría. En la página 24 de IDEAL podíamos leer ‘Ángeles guardianes’, la primera de las Cartas desde Irak que nos envía Silva. “Lo lograste, viejo zorro”, pensé mientras daba un sorbo a mi café. En esta primera misiva, que les recomiendo encarecidamente leer, Silva habla de la recepción dispensada en el aeropuerto de Bagdad por los Legionarios y Regulares de Ceuta y del convoy para cruzar por la capital de Irak, en la que no funcionan los semáforos. Y de la NMI, la NATO Mission Irak, con participación de nuestros soldados. (Aquí, las Cartas desde Irak en su orden: Ángeles guardianes, Mano izquierda, Dragones voladores

Me acordé, entonces, de la nutrida presencia de militares españoles en uno de los hoteles bálticos donde nos alojamos en agosto. Y del amplio contingente de canadienses y estadounidenses en otro. Preocupados por las cosas de casa, tendemos a olvidar lo que pasa en el mundo. Y el mundo pasa de todo y todo a la vez.

Ardo por seguir leyendo las Cartas desde Irak de Silva para conocer de primera mano el papel que desempeña nuestro ejército en Oriente Medio. Y ojalá que la experiencia le sirva, más adelante, para escribir otra ‘exótica’ aventura de nuestros Guardias Civiles de ficción favoritos.

Caigo en la cuenta de que aún no he leído ‘Púa’, su novela más reciente. Curiosamente, mi buen amigo Paco Aguilar me guasapeaba el sábado para contarme las novedades que había comprado en Librería Picasso y me decía que tenía un ejemplar de precisamente ese libro esperándome en su Taberna Belmonte. ¡Casualidades! Ea. Ya tengo plan para la semana.

Jesús Lens

La mejor noticia del año

Hace una semana, Mercedes Navarrete daba la que puede, la que debe ser la mejor noticia del año en y para nuestra provincia. ‘Granada aspira a acoger un segundo acelerador para ampliar el Ifmif-Dones’, rezaba el titular. ‘Europa estudia mejorar la infraestructura con una inversión de más de 300 millones para adelantar los resultados de las investigaciones sobre la energía de fusión’, continuaba aquella prometedora información que puedes leer AQUÍ.

Ustedes saben que este tema me apasiona de forma rayana en la obsesión. He escrito decenas de artículos alabando, reivindicando y defendiendo todo lo referente al acelerador de partículas y cuando leí la información de Mercedes me acordé de lo que escribía hace unos meses, al comienzo de la salvaje invasión rusa de Ucrania. ‘En un contexto de inestabilidad como éste, las inversiones en el proyecto del Ifmif-Dones deberían ser más decididas e importantes que nunca. ¿Y si estamos en uno de esos momentos estelares de la humanidad en los que, de forma global y coordinada, trabajamos por salvar el planeta?’. AQUÍ más enlaces e info.

Porque el desarrollo de la energía de fusión, más allá de lo que la instalación del acelerador de partículas pueda suponer para la socioeconomía de Granada, es un bien para la humanidad, no en vano hablamos de una fuente de energía barata, limpia e inagotable.

 Cada vez que escribo esas tres palabras me echo las manos a la cabeza. ¿Cómo es posible que en un escenario de cambio climático e inflación galopante, provocada principalmente por el coste de la energía, no se está trabajando más y mejor, de forma denodada, en el desarrollo de la fusión nuclear?

José Aguilar, el coordinador de la oficina técnica de Ifmif-Dones, se lo decía alto y claro a Mercedes Navarrete: existe la convicción “de que hay que acelerar el programa europeo con el objetivo de conseguir resultados antes de lo previsto hasta ahora”. Eso supone más inversión, más tecnología, más desarrollo científico y, de rebote, otra gran oportunidad para Granada. 

Y en estas estaba, más feliz que una lombriz, cuando otra información de IDEAL, ésta de Quico Chirino, me obliga a moderar mi entusiasmo, como diría el inefable Larry David: ‘El Gobierno en funciones acelera y abrirá la agencia de IA en La Coruña en tres meses’. No todo iba a ser alegría tecnológica y felicidad energética. Me reservo mi opinión sobre el tema hasta saber qué dicen —si dicen algo— los próceres socialistas de nuestra provincia. Porque vaya tela…

Jesús Lens

Llegan David Fincher y Martin Scorsese

El domingo era un día importante. Terminaban las vacaciones de miles de personas, la Selección Española se jugaba el ser o no ser en el Mundial de baloncesto (cada vez que oigo y leo ‘La familia’ pienso en los Corleone y me imagino a Scariolo acariciando a un gatito) y se presentaba ‘El asesino’ en el Festival de Venecia. 

A estas horas, las vacaciones son un recuerdo lejano que se difumina a la misma velocidad que el moreno de nuestros cuerpos, a ‘La Familia’ le toca pensar en el Preolímpico y la nueva película de David Fincher ha conquistado de forma unánime a la crítica internacional más exigente.

Lo mismo ocurrió en el pasado Festival de Cannes, donde se presentó ‘Los asesinos de la luna’ del maestro Martin Scorsese, tres horas y media de puro cine que enamoraron a todo el que tuvo el privilegio de disfrutarlas. 

Ambas películas, las dos bien negras y criminales, se estrenan este otoño. Llegarán a las pantallas de cine en octubre (esperemos que se puedan ver en Granada, también, en VOS) y de inmediato pasarán a las respectivas plataformas que han puesto la pasta: Netflix en el caso de Fincher —cómo me escuece que le cancelaran su magistral serie ‘Mindhunter’— y Apple TV en el de Scorsese. 

Más coincidencias: las dos películas parten de sendos trabajos previos. A estas alturas les he hablado tanto del cómic ‘El asesino’, de Matz y Jacamon, cuya portentosa edición integral ha publicado Norma Editorial este año, que si aún no se han hecho con él, no sé a qué esperan. (AQUÍ, más información). Lo que he leído del estreno de la película en Venecia, las imágenes de Michael Fassbender como el letal protagonista y lo escuchado de la banda sonora de Trent Reznor y Atticus Ross me provoca palpitaciones. Ahí lo dejo.  

 Del libro ‘Los asesinos de la luna’, subtitulado ‘Petróleo, dinero, homicidio y la creación del FBI’, sin embargo, creo que apenas les he contado nada. Se trata de un libro de no ficción de David Grann, autor de ‘Z, la ciudad perdida’, y lo publica Literatura Random House. En él se cuenta la historia de una comunidad india, los Osage, que malvivían en Oklahoma hace 100 años. Hasta que el descubrimiento de una ingente bolsa de petróleo en sus tierras les cambió la vida. En todos los sentidos de la expresión. 

David Grann investigó lo que ocurrió aquellos años y comienza su narración con un capítulo titulado ‘La desaparición’. “El 24 de mayo de 1921, Mollie Burkhart, con domicilio en el poblado osage de Grey Horse (Oklahoma), empezó a temer que algo le había ocurrido a Anna Brown, una de sus tres hermanas”. No les cuento más. Sólo les diré que, cuando aún faltan 100 páginas para el final del libro, la historia parece haber llegado a su final. Pero no. Aún no. Todavía queda una vuelta de tuerca que demuestra lo importante que es el periodismo de investigación. También lo dejo aquí. 

Cuando leí el libro, hace bastante tiempo, ya se sabía que Robert De Niro y Leonardo DiCaprio serían los actores principales de la versión cinematográfica de ‘Los asesinos de la luna’. ¿Qué papeles les habrá tocado interpretar, los buenos o los malos? ¿Serían los sospechosos? ¿Los miembros del FBI iniciático? Aún no he resuelto la duda, aunque he hecho mis cábalas, claro. Como saben, soy reacio a ver tráilers y trato de anticipar lo menos posible a la hora de ir al cine, que me gusta preservar la sorpresa.

Llámense ansia viva, pero no vean qué ganas de que llegue el octubre cinematográfico a nuestras pantallas…

Jesús Lens