Fue en el Encuentro BIL (Birras & Libros) del mes de julio pasado, en Granada. Estábamos tomando cervezas, repartidos en grupos, cuando coincidimos cuatro personas en un extremo de la barra: Lorenzo Lunar, escritor cubano de novela negra; el Gran Rash, cinéfilo peculiar donde los haya, muy aficionado a la Ciencia Ficción y a los tebeos; Ratatouille Hoces, gastrónomo, as de los fogones y seguidor impenitente de Los Soprano; y un servidor, cuyas filias y fobias son bien conocidas por todos.
Desde entonces, Rash se impuso como tarea y desafío personal el que viera la serie «Boston legal» y en nuestros correos y conversaciones, cada vez que salían a relucir temas como la amistad, la lealtad y la profesionalidad, sólo deslizaba dos misteriosas palabras: «Denny Crane».
Terminaba 2008. Me iba de viaje. Y como propósito de año nuevo me marqué, por fin, descubrir al tal Crane.
Y… ¡madre mía!
Quiénes me siguen a través del Twitter y del Facebook están aburridos de leer, estados días, frases que definen mi Estado de este cariz: «Comiendo mientras veo a Denny Crane» o «Es tarde, tengo sueño, pero me pincho otro episodio de Boston Legal».
Un día, a mi mensaje de «Me llamo Jesús Lens y soy adicto a Alan Shore y Denny Crane» recibí una contestación de Peter Man: «Me llamo Pedro y llevo dieciocho horas seguidas sin ver Boston Legal».
Y es que resulta que, de repente, surgen por doquier fans furibundos y apasionados de esta impresionante, extraordinaria, ácida, sarcástica y desopilante serie. Como nuestro querido y últimamente comedido Foces, sin ir más lejos. No me extraña que haya cosechado tantos sufragios en la encuesta que tienen en la Margen Derecha, ahí abajo.
Por eso, cuando noté que mi amigo Jorge andaba un poco bajo de moral, le mandé un SMS que sólo tenía dos palabras. ¿Las adivinan?
Jesús Lens.
PD.- En próximas entregas nos dedicaremos a hablar, más y en más profundidad de la que, de momento, es mi gran serie del 2009: «Boston Legal».