Según los expertos, hoy es el Blue Monday, el día más triste, el más deprimente del año. Una aseveración así ya es deprimente en sí misma y contribuiría a hacer más ingrato este perro lunes… a no ser que decidamos lo contrario y demostremos que Cliff Arnal se equivoca.
Cliff es el investigador de la Universidad de Cardiff que, en un momento de aburrimiento tontorrón, desarrolló la fórmula de la máxima infelicidad, allá por 2005: 1/8C+(D-d) 3/8xTI MxNA.
Aunque pueda parecer más inextricable que el CIS de Tezanos, la fórmula del Blue Monday es fácilmente explicable. ‘C’ es el clima, ‘D’ son las deudas que nos han dejado las Navidades, ‘d’ sería el dinero cobrado en el mes de enero y la ‘T’ hace referencia al tiempo transcurrido desde el final de la Navidad.
A eso hay que sumarle ‘I’, el tiempo transcurrido desde la última vez que intentamos eliminar un mal hábito o cumplir un propósito de Año Nuevo, tipo hacer más deporte, quitarnos las lorzas provocadas por el roscón o aprender inglés. ‘M’ se refiere a la motivación del individuo y ‘NA’ sería el impulso necesario para cambiar, para hacer algo diferente.
Dado que el calendario y el clima son los que son y poco margen tenemos sobre las telarañas de nuestra cuenta corriente, para demostrar lo muy desnortados que están Cliff y todos los psicólogos que, siguiendo su estela, nos dan la murga con lo del Blue Monday; tenemos que actuar sobre las variables M y NA.
Motivación. Les confieso que es una palabra que me puede. Me supera. ¿No les parece motivación suficiente despertarse por la mañana y respirar, prueba fehaciente de que estamos vivos? A partir de ahí, todo debería ser motivación, del reconfortante primer café a la pelliza que nos echamos sobre los hombros para demostrarle al frío que hoy tampoco va a poder con nosotros.
No me quiero poner en plan en Coelho, pero si dudan sobre el sentido de la vida, piensen que Juan Manuel Moreno Bonilla ha sido capaz de llegar a la presidencia de la Junta. ¿Qué más pruebas quieren? ¡Nada es imposible!
Aprovechemos, también, para hacer algo fuera de lo común. Imprevisto. Original. Inimaginable. Diferente. Lo que sea, con tal de darle a los agoreros de la tristeza con la puerta en las narices.
Jesús Lens