Regreso cansado, pero contento, del acto de entrega de la III Edición del Premio CajaGRANADA de Novela Histórica, ganado por un escritor tan colosal como Alfonso Mateo-Sagasta que, además, es uno de los buenos amigos de nuestra querida Semana Negra. ¡Estamos doblemente de enhorabuena, el premiado y el premio, que se prestigia con una de las firmas más potentes de la novela histórica escrita en castellano.
Permitidme que reproduzca parte de la información que hemos preparado, sobre el autor y la novela, desde la Dirección de Comunicación de CajaGRANADA:
Alfonso Mateo-Sagasta, con la obra «Caminarás con el sol», ganador del III Premio CajaGRANADA de Novela Histórica
La obra aborda la colonización española en América desde la inusual perspectiva de un soldado español que, tras ser esclavizado por los mayas, aprendió a respetar a sus captores, se integró en esa cultura ancestral y la defendió frente al invasor blanco
Alfonso Mateo-Sagasta aborda con objetividad y maestría uno de los episodios más oscuros y vibrantes de nuestra historia, tomando como eje a un personaje polémico que supo sobrevivir a la adversidad y unirse a la causa de un pueblo que luchó hasta la muerte por defender su forma de vida de quienes los consideraban unos simples seres sin alma.
«Caminarás con el sol» aborda la colonización española en América desde la inusual perspectiva de un controvertido personaje histórico: Gonzalo Guerrero, un soldado español que, tras ser esclavizado por los mayas, aprendió a respetar a sus captores, se integró en esa cultura ancestral y cruel como uno más y la defendió con uñas y dientes del invasor blanco.
En noviembre de 1536, el gobernador de Guatemala informó aliviado de la muerte de Gonzalo Guerrero, el español que llevaba años creando problemas a los conquistadores en las selvas del Yucatán. Pero ¿quién era ese personaje singular, que al frente de un ejército maya había cruzado el golfo de Honduras para luchar contra quienes habían sido sus compatriotas? Dos décadas antes, una carabela naufragó al sur de Jamaica y el mar empujó a los supervivientes hacia la costa de una tierra desconocida, donde fueron capturados y esclavizados por una partida de guerreros.
Ocho años más tarde, solo dos de aquellos hombres seguían con vida: Jerónimo de Aguilar, que, llegado el momento, no dudó en incorporarse al ejército de Hernán Cortés; y Gonzalo Guerrero, quien, pese a intuir su destino, decidió permanecer hasta el final aliado de aquellos que lo habían esclavizado. ¿Héroe o traidor? Tal vez fuera ambas cosas, o quizás solo un hombre capaz de mirar con otros ojos el convulso mundo que le rodeaba.