Hay un montón de frases sobre la amistad. Todas son extraordinarias. Ahora mismo, en el encabezamiento de esta Bitácora, tengo una que me gusta especialmente:
“Los amigos son como la sangre. Cuando se está herido, acuden sin que se los llame”.
Con permiso (tácito) del maestro, copio un pasaje con el que me identifico plenamente: “El hijo presumía de amigos, de buenos amigos. – Mire, padre, tengo los mejores amigos del mundo, los mejores.
– Mira, Florencio, que acabo de matar a un hombre y necesito que me ayudes a enterrarlo. El padre le llevó entonces a casa de uno de sus medios amigos. – Mira, Antonio, que he matado a un hombre y necesito que me ayudes a enterrarlo. El hijo inclinó la cabeza.” A ver, sin dar nombres y con la mano en el corazón: ¿Cuántos de vuestros amigos irían en busca de una pala si, un buen día, les decís que os tienen que ayudar a enterrar el cadáver de un hombre? Jesús Lens. |
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