Sólo Eduardo me podía cortar el pelo. Llevaba más de veinte años siendo fiel a la misma peluquería, desde que mi madre me llevó allí por primera vez, cuando la abrieron orilla de casa. Después de tanto tiempo, Eduardo siempre sabía cuánto y cómo tenía que cortar, sin necesidad de indicaciones.
Era viernes por la tarde y había mucho bullicio en la peluquería, la mayoría de los clientes, hombres, hablando sobre el reciente Barça-Madrid y la paliza blaugrana. Eduardo cogió la maquinilla y me metió la cuchilla del Dos. Muy, muy corto por los lados. Con las tijeras me emparejó el pelado cuartelero y con la navaja apuró toda la pelusilla de la nuca, dejándola limpia y reluciente, tal y como me mostró orgullosamente en el espejo de mano que se reflejaba en el espejo principal de la peluquería.
Habían quedado un par de pelillos, apenas visibles, en el lado derecho del cuello. Eduardo también se dio cuenta y los quitó con la navaja. Y justo entonces fue cuando me rebanó el cuello y me dejó muerto, degollado, en el sillón de su barbería, todo salpicado de sangre. Nunca llegué a saber el porqué.
Jesús apurado Lens
Comentarios
9 respuestas a «APURADO PERFECTO»
pues a lo mejor es que no lo dejabas hablar lo que le gusta tanto a los barberos
pero tu eres del madri, no ? pues por eso….
Aféitate en casa, es más seguro. Buen microrrelato
Si es que tanto jurgol no pué ser bueno
Me alegro de que os haya gustado.
No entiendo el final. Si (estabas) o estaba degollado, muerto… ¿cómo se hace tantas preguntas el susodicho?
Juan, es que lo escribí después de ver «El crepúsculo de los dioses»
Déjate la coleta y así te ahorras el peluquero ( hasta puedes salvar el cuello jajaja).:-)
Jajaja, va a ser mejor que no ir al barbero, dejar la pereza a un lado y hacerlo uno mismo, por si las moscas
Yo pienso que Eduardo le corta la cabeza a todo cliente que lleva tantos años con el mismo peinado y pensó dar un cambio radical… y lo dio…