Hace unos días, con tal de no ponerme a trabajar en uno de esos proyectos de largo alcance que tantas energías consumen y adicciones provocan, escribí un cuento llamado «Asesinato creativo». Fue bastante bien acogido por los amigos, pero hubo quién pensó que el final era un churro.
Al estar bastante de acuerdo con el preclaro y contundente diagnóstico de mi querida Silvia, habitualmente SILENCIOsa, pero que cuando habla, sube el pan; hice una ronda de consultas blogueras a través de una entrada titulada «¿Triste y solitario, ese final?» y el resultado fue abrumadoramente favorable a que la historia continuara, en busca de otro final.
Como uno es demócrata convencido, acepta el reto PERO que conste que, siendo la mano que aporrea la tecla, me hago responsable de lo que escribo, pero la responsabilidad por la continuación de la historia, si os aburre, decepciona o cansa, es de Silvia, como líder de la Silvirrevolución, y de todos los que la apoyasteis con tanto convencimiento como vehemencia.
¡Va por todos vosotros y, por supuesto, por Silvia, la primera!
Aunque intentó mantenerse impertérrito, como cuando jugaba al Impávido en sus partidas de póker de los últimos jueves de cada mes, el Juez Bárcenas dejó traslucir un leve asomo de emoción, que no pasó inadvertido al Fiscal, al escuchar el vibrante alegato de Bermellón. Un Fiscal bien acostumbrado a escrutar el rostro de sus interlocutores, no en vano, Candelo Pérez Moliner, apodado como Tricky en los juzgados por su inveterada costumbre de proponer acuerdos a los acusados a los que intentaba condenar; era uno de esos hombres que gustaba de salir por la noche a la caza de otros hombres que también entendieran. Y para eso, había que fijarse en los detalles, las señales y los gestos.
- El guión.
- ¿Cómo?- dijeron al unísono tanto el acusado como el fiscal.
- Digo que, en el origen de este embrollo, lo que hay es un guión ¿no?
- Pues… sí- se vio obligado a reconocer el fiscal. -¿Y?
- Pues que, si no tienen inconveniente, antes de tomar una decisión sobre qué hacer con el detenido, me gustaría leer el guión de marras. ¿Cree usted que será posible, Sr. Bermellón?
- Hombre, señoría, no es que yo desconfíe de usted, pero la verdad es que todavía no está registrado…
Definitivamente, aquel chiflado le caía al Juez mejor que bien.
- ¿Pretende usted decirme que piensa que voy a irme con el guión a la SGAE y registrarlo a mi nombre?
- No, pero claro… un descuido, un manuscrito que se pierde, alguien que lo encuentra… y no vea usted cómo está el patio de la SGAE, como para pedirles que rectifiquen en algo… ¡Menudos son esos tipos!
Y el Juez se vio obligado a dar su palabra, a un presunto asesino, de que sería extremadamente cuidadoso con el manuscrito en cuestión, dejando aplazada la resolución de la comparecencia hasta el día siguiente, con el detenido en el calabozo y el Secretario judicial y Tricky, el Fiscal, intercambiando una imposible mirada de estupefacta complicidad ante el rumbo que estaban tomando los acontecimientos.
Porque el Secretario, Don Augusto López de Castañeda y Ayllón era uno de esos adustos y austeros caballeros de honesta carrera judicial que ni compartía ni entendía las desviaciones de personas como Candelo. Y que, por el bien de la judicatura española, renunció a ser él mismo Juez ante las peculiaridades, extravagancias y cuasi locuras del titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Granada, ese Don Juan Bárcenas que pugnaba por igualar en lo mediático al otro Gran Juez de la capital nazarí: ese Juez de Menores, Calatayud.
Y es que, cuando los medios de comunicación le hurtan a un miembro de la judicatura su nombre de pila para bautizarlo nada más que con el apellido y delante, a modo de sobrenombre, el término «Juez»… malo. Que si el Juez Garzón por aquí, que Juez Grande-Marlaska por allí, el Juez Calatayud por acullá y, más recientemente y siempre polémico, el Juez Bárcenas.
¿Qué sería de ese Juzgado número 3, si Don Augusto no estuviera en él, mañana, tarde y noche, intentando minimizar los estragos de un juez chiflado y un fiscal mar… gay perdido, como dicen ahora los políticamente correctos?
CONTINUARÁ.
Comentarios
17 respuestas a «ASESINATO CREATIVO II»
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[…] favorable a que continúe el cuento, en busca de un nuevo final, continúa a través de ESTE enlace. Espero que os siga […]
Muy bien enfocada la continuación, excelente camino el tomado, pero jodido, ¿cómo nos dejas en ayunas y no acabas la historia? No sé, pero esa Silvita, creo te lleva por muy mal camino, querido Jesús.
Pero Francesc, si te mola esa continuación y ves que ha tomado un buen rumbo, ¿por qué piensas que Silvita me lleva por el mal camino?
A mí es que me gusta hacer caso a lo que se me dice… PERO sólo relativamente jajajaja
Esto promete… Triki… el monstruo de las galletas de Barrio Sésamo
Ánimo, el primer pasito no está nada mal
Nada, nada. O conseguimos despertar más entusiasmo, o lo dejamos ipso facto
Vas bien, vas bien… No esperes a que te saquen el látigo otra vez
Suspendido.
No se retocan las cosas.
Estamos hartos de leernos novelas que cambiariamos alguna cosa, pero no se hace.
us
ja
Amigo JA, no sé porqué me da que esta batalla la has perdido
Mmm… pues no sé que decirte Jesús, de momento esperaré a ver la continuación, pero casi me quedaba con el otro final eh? a ver a ver cómo termina la cosa…
Jajajaja. Me queréis bajar la moral, pero no lo conseguiréis, malandrines. Que no vamos en busca de un FINAL. Que. mientras me siga divirtiendo, lo convertiremos en un serial
Cuate, no se que decirte. El caso es que no está mal. Pero ante aquel principio tan magnifico, entretenido e ilusionante, estoy pensando en aquella frase: «nunca segundas partes fueron buenas». Que no es el caso. Insiste y persevera, que no habrá nunca un serial como éste
Sí hombre! ahora que el Lens se había arrancado, que vengan éstos a fastidiarla!
Fdo. Carol (perturbada esposa de un tipejo de la trama, deseosa de lucir su rubia melena y flamante escote en las pantallas de todas las tv, para lo cual ya ha invertido cuantiosos dividendos en tremendo vestuario y no menos explosivo carmín)
¡Bien, Silviña! Divide y vencerás. Jajajaja. Tú sí que has entendido el espíritu de la cosa
Lo sé. Soy un jeta y un convenío.
Y tomo nota, malacos!!!!
Que me gustaba el principio por lo descabellado, y esto ya va entrando por el camino de lo racional, reivindincando derechos de autores y demás. La única salvación que te queda es una entrada como acusación particular de la SGAE, aprovechando que pasa por el Zaidín para joder al festival, con una abogada que esté buenísima, pero apenas pueda hablar con soltura, por algunas dificultades con su morro y sus costumbres.
Más que como retoque del final yo lo veo como capítulo 2.
El «capítulo 1» ha molado, a ver cómo continúa…
Tutato
[…] primera parte de este cuento, era desopilada y demencial. La segunda, presentando personajes, más pausada. Aquí llega la Tercera… y SIgue, y […]