Sinceramente, creo que es lo mejor que le podía pasar a la candidatura granadina a la capitalidad cultural del 2031: que Burgos haya entrado en liza. Aunque, en su momento, hubo movimientos en Málaga y en Sevilla, quedaron abortados muy pronto. Lo de Burgos es diferente. No es un globo sonda o una tentaera. Se trata de una postulación muy seria, basada en el trabajo previo realizado para la candidatura del 2016.
Durante la presentación de su proyecto, el alcalde de Burgos, Javier Lacalle, señaló que Granada ya lleva un año de adelanto y será una gran competidora, por lo que tienen que recuperar el tiempo perdido.
Palabras tan bonitas como amenazadoras, sin duda, que deben hacernos reflexionar: ¿en qué punto se encuentra la candidatura granadina para el 2031? Por mucho que nuestro alcalde, rebosante de optimismo, haya declarado que es “imbatible”, la oposición casi en pleno le ha dado hasta en el carné de identidad, afeándole la parálisis en que se encuentra sumida.
Lo más relevante de los estos últimos meses fue el anuncio de la puesta en marcha de hasta 7 nuevos museos, para apuntalar el proyecto del 2031. Un anunció que no enamoró ni emocionó al personal, precisamente. Plantearse la creación de un museo dedicado a la Semana Santa u otro a los Títeres, cuando la OCG no deja de denunciar lo calamitoso de su situación económica, no tiene mucho sentido.
Y la propuesta de crear un Museo dedicado a la Palabra, cuando el Centro Lorca sigue sin programación estable y la elección de su director-gerente va camino de convertirse en un culebrón más largo que “Juego de tronos”; tampoco casa del todo.
La candidatura de Burgos debe servir como estímulo y acicate para tensionarnos y ponernos las pilas, no sea que de tanto admirar la belleza de Granada, nos quedemos transidos frente al espejo y nos acabe pasando como a la Madrastra de Blancanieves.
En el proyecto del 2031, todos los partidos y las instituciones deberían ir de la mano, remando en la misma dirección. Si no, empezarán los favoritismos, los torpedeos y animadversiones y será en Madrid donde cada fuerza política decida a qué candidatura apoyar.
Que la candidatura de Burgos nos sirva para darnos cuenta de que queda mucho trabajo por hacer y que, todos a una, el trabajo cunde más y mejor.
Jesús Lens