Charlamos algo y, además de recordar nuestras clases de inglés, descubrimos que nos íbamos a África al mismo tiempo. Él, a cubrir el París Dakar que terminaría por suspenderse. Yo, al Festival de Música de Essakane, en el Malí. Quedamos en contar nuestras experiencias y tratar de mostrar al mundo (qué ilusos y ambiciosos somos a veces) la mejor y más amable cara de África.
Después, a través de Internet, hemos seguido en contacto, vinculados a otra afición compartida: correr. A través de la bitácora de mi Alter Ego, José Antonio Flores, hablamos de carreras y de las Verdes, con un emocionante regalo que nos hizo Manolo a través del Youtube… Porque, además, no sé si saben que Manolo va a correr la Maratón de Nueva York y se está preparando para ello concienzudamente, contándolo en un estupendo Blog: “Objetivo Central Park”.
Pero si hoy hablo de Manolo no es ni por África, ni por el inglés, ni por Derecho. Traigo a colación nuestra vieja y cibernética amistad porque su columna de hoy, en IDEAL, “Nacido para enamorar”, ¡es una virguería, una maravilla, una pasada! Es una columna antológica, emocionante, palpitante, de las que te agarran por las tripas y no te sueltan. Una columna que anticipa un hecho fatal, que te arranca lágrimas de emoción, que habla de eso tan banal que es el cine. El Cine. El Cine con mayúsculas. El Cine que es más importante que la vida.
No digo más. Lo dejo a su arbitrio, pero no dejen de pinchar en este enlace y disfruten de este glorioso “Nacido para enamorar”.
Muchas gracias, Manolo.
Jesús Lens.
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