El ‘Jazz blanco’ de George Clooney

Les confieso que cuando supe que George Clooney iba a interpretar a David Klein en la versión cinematográfica de la novela ‘Jazz blanco’ de James Ellroy, me quedé más descolocado que los deportistas olímpicos navegando por el Sena bajo la lluvia. 

“Es un guion tan bueno… Es sucio, desagradable, malvado… No hay nada bueno en él”. Así lo definió el célebre actor, que allá por 2006 era muy osado a la hora de aceptar papeles. ¡Y de producir películas, que en esta cinta firmaba como actor y productor! 

Y es que Dave Klein es una mala bestia. Se lo digo yo, que me estoy leyendo la novela y, desde el principio, se nos presenta como un asesino sin escrúpulos que ha matado a veinte personas sin temblarle el pulso. Un pedazo de animal sin entrañas que, curiosamente, además de abogado, es policía de Los Ángeles. 

El proyecto cinematográfico de ‘Jazz blanco’ comenzó en 1998, inmediatamente después del éxito de ‘L.A. Confidencial’. Fue el propio novelista quien escribió un guion de 131 páginas que contaba en primera persona el onírico descenso a los infiernos de Klein. El actor protagonista iba a ser el muy solvente Nick Nolte, al que ya habíamos visto otras veces como poli violento y corrupto, y Winona Ryder interpretaría a Glenda, oscuro objeto del deseo de Klein. Pero el proyecto se vino abajo.

Y así llegamos a 2006, cuando Clooney se hizo con los derechos de la historia. El guionista y director elegido fue Joe Carnahan, manteniendo esa compleja primera persona para narrar la historia a base de flash backs. Fue una elección afortunadísima, que venía de filmar ‘Narc’, una descarnada película sobre policías infiltrados en el mundo del narco. ¡Y nada menos que Charlize Theron como Glenda! ¡Foh!

El guion sí hizo cambios importantes con respecto a la novela en otros ámbitos. Por ejemplo, la familia de origen armenio objeto de la investigación principal de la trama se convertía en mexicana, para explotar de una forma más directa la tensión racial que siempre ha preocupado a Ellroy. Pero sí. Klein seguía siendo un auténtico despojo humano, capaz de lo malo y de lo peor. 

Version 1.0.0

Carnahan también hizo variaciones en todo lo referente al aspecto visual de la película, tratando de diferenciarse del esteticismo retro de ‘L.A. Confidencial’. Como le contaba a la revista Cinematical, “hemos elegido un estilo de ‘glamour porno’. No es que la película de Curtis Hanson no sea elegante a su manera, pero queríamos mostrar otra imagen de Los Ángeles, más hippie y bohemia”. De ahí ese aspecto más modernista, inspirado en los diseños de Frank Stella y del propio Miró. Y ahí es donde el jazz entra en juego, claro. Pero no el jazz clásico, sino de el de la Costa Oeste, la música de Dave Brubeck o del Miles Davis más rompedor. ¡Un auténtico peliculón! 

Aspecto de L. A. en la película Jazz blanco

¿Y entonces? ¿Por qué no le suena a usted haberla visto? Pues básicamente porque tampoco se filmó. A Clooney no le fue bien con ‘Michael Clayton’ y dudaba si otro ‘noir’ sería buena idea. Entonces le llegó la ocasión de trabajar con los hermanos Coen y Carnahan se cansó de esperar, optando por hacer la película de… ‘El equipo A’. 

Así las cosas, ‘Jazz blanco’ es una de las películas más grandes jamás filmadas, en el sentido literal del término. ¿Verá la luz alguna vez? Si hacemos caso a nuestro admirado James Ellroy, no. Así lo dijo en una entrevista: “‘White jazz’ está muerto. Todas las adaptaciones cinematográficas de mis libros están muertas”.

¿No es una pena? RIP. 

Jesús Lens

Derechos a ver ‘Del revés 2’

Hace ahora nueve años les exhortaba a combatir la enésima ola de calor yéndose al cine a ver ‘Del revés’. Así lo resumía, entonces: “Estamos ante una película de culto que va a marcar un antes y un después en la historia del cine y que requiere de más de un visionado para sacarle lo mucho y bueno que atesora en su interior”. (Leer AQUÍ la reseña completa)

Nueve años ya. Nueve años, ahora que lo pienso, en los que todo lo referente al cerebro, su funcionamiento y fortalecimiento, me ha ido interesando y preocupando cada vez más. Fijo que en esa pasión por las neuronas y las sinapsis, la película de Pixar tuvo mucho que ver.

Y es que aquella película transcurría dentro del cerebro de Riley, una encantadora niña de 11 años. El protagonismo le correspondía a cinco de las emociones básicas de los seres humanos: la alegría, la ira, el asco, el miedo y la tristeza. Cinco emociones que se enfrentan al gran cambio que se avecina en la feliz y despreocupada vida de la pequeñuela.

El despiporre visual de ‘Del revés’, la imaginería con la que sus creadores mostraban en pantalla un cerebro y sus diversas partes, desde el panel de mandos al almacén de los recuerdos, era apabullante. Ciencia, filosofía y emociones se daban la mano en una película crucial que, como les decía, hizo que le prestara mucha más atención a la neurología.

He tardado en ver ‘Del revés 2’, pero me ha vuelto a encantar. La sorpresa es menor, claro. Que el espectador conozca de antemano el contexto hace, sin embargo, que los creadores le puedan prestar más atención a una trama basada en el crecimiento de Riley, su apertura al mundo y la irrupción en su cabeza de nuevas emociones, del aburrimiento y la vergüenza a la ansiedad, la gran protagonista de esta entrega.

¿Cómo gestionar el torbellino de emociones provocado por la participación en un campus deportivo de verano y la posibilidad de entrar el curso siguiente, o no, en el equipo de hockey del instituto? A partir de esa atractiva premisa, ‘Del revés 2’ plantea cuestiones muy interesantes, de las nuevas amistades, la madurez, el liderazgo y el temor a no encajar a la tensión y el miedo al fracaso.

Muy, muy recomendable.

Jesús Lens    

El valor del oro líquido

Ya estamos en modo Gravite, el festival patrocinado por CaixaBank que dedicamos a la tercera cultura y que arrancó ayer con una visita muy especial a Nigüelas, con el aceite de oliva, el oro líquido como protagonista de un recorrido apasionante. 

Apunten un nombre: José Manuel Alguacil. ¡Pedazo de guía! Sabiduría, conocimiento y entusiasmo a raudales y una capacidad de comunicación apabullante. Es productor de AOVE ecológico y mima con esmero sus olivos centenarios. Catamos su Finca la Alquimia y es extraordinario. Tanto que nos trajimos varias latas y botellas de vuelta. Le pueden encontrar en Instagram: @fincalalquimia y también organiza visitas de carácter etnográfico por la Alpujarra y otros pueblos andaluces. Está en plena campaña pro declaración de los paisajes del olivar como Patrimonio de la Humanidad y me pareció un tipazo. 

¿Conocen la almazara histórica de La Erilla? Es un espectáculo. Data del siglo XIV y es una de las mejor conservadas de Europa.  Estuve allí hará unos cinco años, en aquel primer Verano en Bermudas de IDEAL. Me ha vuelto a fascinar su molino de sangre y toda la didáctica en torno a la elaboración del oro líquido. Y las prensas, claro. Esas monumentales prensas de madera que resultan inabarcables a la vista. Aprendimos sobre las suertes a la hora de regar, los marjales, los trébedes, el envero y la lipogénesis. El venteo y la molturación. Los monovarietales, el aroma, el picor y el amargor. Toda una lección sobre el terreno.

Llevamos dos años malos con la cosecha de aceituna. Los calorazos tempranos, la sequía, las lluvias de barro… El aceite de oliva virgen extra está subiendo de precio por días. Y a nada que le sumes apellidos, como decía Jose, la cosa se complica: ecológico, extracción temprana en frío, sin filtrar, etc. 

Dense una vuelta por Nigüelas y visiten la almazara La Erilla. Sumergirse en la cultura del oro líquido hace que admiremos mucho más cada gota de AOVE. Las ensaladas, el tomate aliñao y las tostadas del desayuno adquieren otra dimensión al conocer todo el proceso que hay detrás de él. 

Jesús Lens

Llega Granada Conectada

Me gusta lo de Granada Conectada, tanto el nombre elegido para la cita como lo que promete. Un foro de reflexión sobre los desafíos de futuro de Granada desde una doble perspectiva: la de los empresarios de aquí y la de luminarias venidas de fuera.

Lo he escrito otras veces y todo el que tiene la desdicha de cruzarse conmigo estas semanas se lleva la misma filípica: estamos en un momento histórico en el que nos jugamos nuestro futuro y el de la próxima generación. Lo sé, lo sé. Suena a discurso manido y bienintencionado de político en campaña, pero estoy firmemente convencido de que es así.

Más allá de su cuantía económica y de los proyectos que se aborden con ellos, los fondos Next Generation deben ser el aldabonazo definitivo, el acicate que nos haga mirar hacia delante con una mentalidad constructiva y ambiciosa. El impulso del que tanto hablan los gurús del buen rollo económico.

Los empresarios y Caixabank plantean foros de debate y reflexión sobre disciplinas muy distintas: ciencia y tecnología, economía, turismo, cultura, gastronomía, salud o comunicación. Todos esos campos son relevantes para Granada y se han hecho notables avances en los últimos años, pero también queda mucho camino por recorrer.

Que el mítico Ferran Adrià venga a Loja para dialogar con el consejero delegado del grupo Abades, Julián Martín, y con una pionera de la restauración granadina como es Lola Marín; es buena muestra de la dimensión y el empaque de Granada Conectada.

No me cabe duda de que estas conversaciones van a tener chicha, contenido y sustancia. A ver quién es el guapo que, frente a una bestia parda como Adrià, el gran revolucionario de la cocina contemporánea y el mejor cocinero del mundo, suelta algo que huela a “como Graná, ná”.

Ahora mismo estamos escribiendo lo que los libros de historia (y la Wikipedia) dirán de nosotros dentro de unos años. No permitamos que se acabe resumiendo en un triste y paupérrimo “oportunidad perdida”.

Jesús Lens

Como en casa, en ningún sitio

En Granada ya se compran más casas que en 2019. El titular es del IDEAL del 15 de agosto, y no podemos dejarlo pasar así como así. Es más, de acuerdo con las cifras de Juanjo Cerero, “la provincia cierra desde comienzos de año el mejor dato acumulado en seis meses desde el de 2008, antes de la llegada de la anterior crisis económica”. (Leer AQUÍ) Económicamente es un dato de lo más relevante, pero yo me quedo con su dimensión más íntima y personal.

Los más pesimistas sostienen que la pandemia no nos ha enseñado nada. Disiento. Nos ha enseñado un montón de cosas. Por ejemplo, nos ha enseñado nuestra propia casa, al obligarnos a pasar en ella infinitamente más horas de las que estábamos acostumbrados.

Conozco a gente que lo primero que hizo al terminar el primer confinamiento fue buscar otro lugar en que vivir. Fuera por la falta de balcón o por lo asfixiante de las cuatro paredes en que se vio encerrada semanas y semanas, terminó asqueada de su vivienda habitual y salió por patas en cuanto tuvo ocasión.

Poco a poco, el mercado se ha adaptado a los requerimientos de la vida pandémica, con cada vez más gente saliendo de las ciudades en busca de viviendas con luz y aire, patio y jardín. El auge del teletrabajo hace que vivir lejos del centro laboral no sea tan gravoso como antes, con horas y horas perdidas yendo o viniendo de la oficina.

Pero sin necesidad de afrontar cambios tan drásticos, pasar tanto tiempo en nuestro hogar nos ha hecho conscientes de qué echamos de menos en casa… y de más. Puede ser una lámpara, la pintura de una pared, un cuadro, una lámina o un mueble cualquiera. Hasta unas cortinas o ese estore que se atranca pueden haber terminado por crisparnos los nervios.

Hay quien está haciendo espacios más diáfanos en casa, tirando paredes medianeras y abriendo vanos y ventanas interiores. Y quien adecenta lugares para trabajar, que los vendedores de sillones de oficina y puestos de teletrabajo llevan año y medio haciendo su particular agosto. Por no hablar de los sofás, auténticos templos para el esparcimiento personal cuando toca quedarse en casa, que están viviendo una revolución.

Se mueve el inmobiliario, tanto en ventas de viviendas como en reformas y chapuzas varias. Se mueve, también, el mobiliario doméstico. Porque la pandemia nos ha enseñado que como en casa, en ningún sitio.

Jesús Lens