Materia oscura: un viaje en el tiempo negro y criminal

En la vida de todas las personas hay momentos decisivos en que nos vimos obligados a tomar una decisión. Momentos definitorios que marcaron el resto de nuestra existencia. Momentos sobre los que volvemos, pasado el tiempo, para preguntarnos: ¿qué habría ocurrido si en vez de hacer X hubiera hecho Y?

Este es el punto de partida de la teoría de los Multiversos o Universos Paralelos, uno de los temas clásicos del género de ciencia ficción y base de la novela “Materia oscura”, de Blake Crouch, publicada por Nocturna Ediciones.

Jason Dessen es el protagonista de una fantástica novela que aúna el género negro con el viaje en el tiempo. Jason es un profesor de física que vive en Chicago con su esposa y un hijo adolescente. Llevan una vida tranquila y sosegada, pero puntualmente se plantea que hubiera sido de ellos y, en un momento dado, no hubiera renunciado a su carrera como prometedor investigador para centrarse en la familia.

Se lo plantea, por ejemplo, la noche en que un antiguo compañero celebra la consecución de un importante premio de astrofísica. Están en el bar, toman unas copas y surge la conversación: “Jason, tú podrías haber ganado este premio si hubieras seguido investigando, en vez de conformarte con dar clases en la Universidad”…

Pero entonces, lo más seguro es que Jason no se hubiera casado con Daniela y su hijo, Charlie, no estaría dibujando bocetos de cordilleras alpinas en su cuaderno mientras disfrutan de su agradable cena de los jueves. Si Jason se hubiera centrado en su carrera como investigador, Daniela habría pasado de él. Y Charlie no habría nacido. Que tetas y sopas…

Iba Jason pensando en todas esas cosillas cuando un tipo con pasamontañas le sale al paso. No se trata de un atraco. Es un secuestro. El asaltante le conduce a un sitio extraño, introduciéndole en una misteriosa caja. Jason se queda dormido. Y, cuando despierta y huye, se encuentra con que su mujer no es la misma persona a la que dejó en casa, la noche anterior. Y, lo que es peor, su hijo ni siquiera existe.

A partir de esas mimbres, Blake Crouch plantea una novela repleta de adrenalina y de sorprendentes giros de guion, con un protagonista perseguido y obsesionado con una sola cosa: recuperar su antigua vida. Para eso tendrá que descubrir qué demonios le ocurre. Y qué es la materia oscura a la que hace referencia el título de la novela.

“Es un misterio, pero hay pistas. La mayoría de astrofísicos cree que la fuerza de las estrellas y las galaxias juntas, lo que hace funcionar nuestro universo, proviene de una sustancia teórica que no podemos medir ni observar directamente. Algo a lo que llaman “materia oscura”. Y esa materia oscura es de lo que se compone la mayor parte del universo conocido”.

Como buena novela policíaca, “Materia oscura” aportará luz a un misterio que excede otros que hemos traído a esta sección en ocasiones precedentes. Un misterio cuya resolución, sin embargo, exige de las herramientas habituales: investigación, seguimiento de pistas, deducción… y acción. Mucha acción.

Les aconsejo que lean la novela de Blake Crouch antes de que la versión cinematográfica llegue a las pantallas de cine. O de televisión. Crouch ha vendido los derechos por un millón de dólares y él mismo está trabajando en la adaptación al medio audiovisual, algo que no le resulta ajeno: M. Night Shyamalan ya adaptó a la televisión su anterior trilogía, “The Wayward Pines”.

“Materia oscura” es una novela negra de ciencia ficción escrita para lectores no habituales del género fantástico. Que nadie espere naves espaciales o espadas láser, eso sí. Las pistolas y los puños son más que suficientes para generar tensión y miedo en el lector.

Y las presencias inquietantes. Unas inesperadas presencias inquietantes que  nada tienen que ver con extraterrestres, aliens o seres venidos del espacio exterior. Porque, ¿y si el infierno no fueran los otros?

En “Materia oscura” seguimos los pasos del protagonista desde el principio de la novela hasta el final. Todo lo que sabemos, lo que no sabemos y lo que sospechamos, será gracias a él. Menos mal que se trata de una mente científica de primer orden. Y de un hombre de acción, que no se achanta ante nada ni ante -casi- nadie.

Y, sin embargo, un diálogo premonitorio:

“¡Qué milagro es tener gente que regrese a casa todos los días!

Que te quieran.

Que te esperen.”

Lo mejor de “Materia oscura”, además de ser una mezcla explosiva entre dos géneros que me apasionan, es que invita al lector a reflexionar sobre determinados momentos de su biografía y a fantasear por cómo habría podido ser su vida si hubiera tomado decisiones diferentes.

Una invitación a que cada uno construyamos nuestro propio Multiverso, a través de una máquina del tiempo literaria que funciona como un adictivo mecanismo de precisión y relojería.

Jesús Lens

Fernando Marías, I Premio Viajero en el Tiempo del festival GRAVITE

El festival GRAVITE, que celebrará su primera edición entre el final de enero y el comienzo de febrero del año que viene en Granada, con el patrocinio principal de Bankia y CajaGranada Fundación, ya tiene a su primer ganador del Premio Viajero en el Tiempo: el escritor Fernando Marías.

En palabras de Gustavo Gómez y Jesús Lens, directores de GRAVITE, “Fernando Marías representa el espíritu de nuestro Festival y, además de ser una inspiración constante para nosotros, a través de su obra ha actualizado y traído al siglo XXI a diferentes mitos y personajes históricos, a los que hace viajar a través del tiempo. Desde su primera novela, “La luz prodigiosa”, en la que fabulaba con la posibilidad de que Federico García Lorca no hubiera muerto, dándole una segunda vida en la ficción, hasta su proyecto más reciente, “Frankenstein resuturado”; Fernando Marías se ha convertido en un referente imprescindible de la fantasía española contemporánea”.

Gómez y Lens resaltan, también, la importancia de una novela como “Invasor”, una magistral actualización del mito vampírico que tuvo su versión cinematográfica en la película del mismo título, dirigida por Daniel Calparsoro.

“Además de ser un escritor aclamado por crítica y público, ganador de premios literarios de la importancia del Nadal, el Primavera, el Ateneo o el Biblioteca Breve, entre otros; Fernando Marías es uno de los agitadores culturales más importantes del siglo XXI en España, habiendo puesto en marcha proyectos pioneros y disruptivos como “Diodati se mueve”, “Hijos de Mary Shelley” y “Frankenstein resuturado”. Proyectos, ambos, que son un viaje en el tiempo en sí mismos”, señalan los director de GRAVITE.

Biografía de Fernando Marías

Fernando Marías es un escritor y guionista de cine y televisión, nacido en Bilbao el 13 de junio de 1958. En 1975 se trasladó a Madrid para estudiar Cinematografía, escribiendo sus primeros guiones para televisión, entre ellos los de los falsos documentales Páginas ocultas de la historia.

Su primera novela, “La luz prodigiosa”, data de 1990 y con ella ganó al año siguiente el Premio Ciudad de Barbastro, un aldabonazo e impulso que animó a Fernando Marías seguir escribiendo.

Fernando Marías ha ganado algunos de los premios literarios españoles más importantes, destacando por encima de todos el Premio Nadal de 2001, el Ateneo de Sevilla de 2005, el Dulce Chacón de Narrativa de 2005 y el Nacional de Literatura Infantil y Juvenil de 2006.

De entre sus guiones para cine hay que mencionar El segundo nombre (2001) y La luz prodigiosa (2002), por el que recibió nominaciones a Mejor Guión Adaptado en los Premios Goya y del Círculo de Escritores Cinematográficos en 2003.

En 2010 resultó ganador del Premio Primavera por su novela “Todo el amor y casi toda la muerte”, al que siguió en 2015 el prestigioso Biblioteca Breve por “La isla del padre”.

Frankenstein resuturado

“Frankenstein resuturado” es un proyecto puesto en macha por Fernando Marías cuya sosegada y tranquila lectura consituye, para los amantes del género fantástico y de ciencia ficción, una vuelta a los orígenes, un regreso a las fuentes de las que manan la creatividad, la imaginación y la pasión lectora.

Recordemos que “Frankenstein o el Moderno Prometeo” es una novela cuya génesis hay que situar en Suiza, en Villa Diodati, a orillas del lago Lemán, durante aquel año -1816- en que el verano nunca llegó.

—“Cada uno de nosotros escribirá una historia de fantasmas”— exclamó Lord Byron. Y todos los presentes en aquella mítica reunión accedieron a hacerlo. “Yo me esforcé en pensar una historia… que hablase de los misteriosos miedos de la naturaleza humana, y despertase verdadero espanto; que hiciera que al lector le aterrase mirar a su alrededor, que le helase la sangre y acelerase los latidos de su corazón”, sigue escribiendo Mary Shelley en el prólogo de “Frankenstein o el moderno Prometeo”.

200 años después de la publicación de la primera edición de uno de los clásicos por excelencia de la literatura de ciencia ficción hacemos un viaje en el tiempo y nos encontramos en plena celebración colectiva de la novela de Mary Shelley, tal y como Fernando Marías ha descrito el proyecto “Frankenstein resuturado”.

Un proyecto que parte de una pregunta que se hace la incansable y portentosa mente creativa de Fernando Marías: “¿Cuál habría sido el periplo de la criatura de Frankenstein si hubiera vivido las veinte décadas transcurridas desde su nacimiento oficial en 1818 hasta hoy?”

El resultado da forma a un ambicioso y monumental proyecto basado “en el anhelo y la invención”. Para empezar, un libro publicado por Alrevés que, a una nueva traducción de la novela de Mary Shelley, realizada por Lorenzo Luengo y adaptada al lector contemporáneo, siguen 21 propuestas creativas que vuelven a combinar la literatura con la ilustración.

21 relatos y su correspondiente representación gráfica, con la Criatura de Frankenstein transitando a lo largo de otras tantas décadas: las que van de 1818 hasta hoy.

Un auténtico viaje en el tiempo que comienzan Julio César Iglesias al teclado y Raquel Lagartos a los pinceles y que culminan la poesía de Raquel Lanseros y el dramatismo gráfico de Sequeiros, seguido su poema de un sorprendente epílogo de Aixa de la Cruz y Carlos Spottorno.

Resulta imposible nombrar a la pléyade de cuentistas y dibujantes con que cuenta “Franskenstein resuturado”, de Juan Ramón Biedma, Elia Barceló o la granadina Clara Peñalver a Premios Nacional del Cómic como Elena Odriozola o Javier Olivares. Hay maestros consagrados del relato corto, como Matías Candeira, o del terror y la ciencia ficción, como Juan Miguel Aguilera o Ismael Martínez Biurrun.

Como escribe Fernando Marías, “dicen que Frankenstein es una cumbre del terror, que inventó la ciencia ficción, que acuñó preguntas imposibles de contestar y que cambió la historia de la literatura. Sin refutar ninguna de esas ideas, también cabe sentirla como la mejor novela sobre la soledad humana que se haya escrito. No sabemos, ni nos importa, si Mary Shelley cambió el mundo. Pero sí sabemos que nos cambió a nosotros”.

Lo dicho. Este proyecto invita a retroceder 200 años y sumergirse de nuevo en la historia de Frankenstein. A partir de ahí se inicia un fascinante viaje en el tiempo que nos conduce hasta este 2018… e incluso más allá.

Hijos de Mary Shelley

El 16 de junio de 1816, un grupo de escritores que con el tiempo merecerían el rango de leyenda —Mary Shelley, lord Byron, Percy Shelley, John Polidori— se reunieron alrededor de la chimenea en el salón de Villa Diodati, junto al lago Lemán, y jugaron, durante la larga noche que así comenzaría, a idear historias de terror que se narraron unos a otros. De aquella reunión surgió, engendrada en la mente de la única mujer presente, Mary Shelley, la más desgarrada historia de soledad y afán de amor que ha dado la literatura mundial: Frankenstein o el moderno Prometeo.

Más de ciento noventa años después, en los alrededores de 2010, los novelistas y editores Fernando Marías, Ramón Pernas y Silvia Pérez Trejo decidieron crear una plataforma para rendir homenaje a aquella noche irrepetible, convocando a escritores actuales para que escriban y narren ante el público historias góticas, románticas y de terror.

El resultado: seis libros publicados entre 2011 y 2016 por Imagine Ediciones con cientos de relatos escritos por la mayor parte de los mejores escritores españoles contemporáneos. Libros ilustrados que han dado pie a un sinfín de proyectos complementarios: obras de teatro, monólogos, ilustraciones, cortometrajes y un etcétera tan largo como la portentosa imaginación de su editor, Fernando Marías.

A destacar que el libro correspondiente al año 2011 con el que se inició el proyecto se tituló “Cronotemia y otras historias de viajeros en el tiempo”, buena prueba del propósito que animaba a Marías a la hora de ponerlo en marcha.

El Festival GRAVITE

 

GRAVITE es un festival multidisciplinar de carácter popular con el Viaje en el Tiempo como protagonista, puesto en marcha en 2018 por Gustavo Gómez y Jesús Lens y que cuenta con el patrocinio de Bankia y CajaGranada Fundación, la colaboración del Hotel Alhambra Palace, la Diputación de Granada y la Alianza Francesa de Granada; y el apoyo de la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes de la Junta de Andalucía, Ayuntamiento de Granada y Fundación PTS, además de otras empresas, comercios y particulares.

 

GRAVITE es un festival que nace con la voluntad de aunar ciencias y letras, historia y divulgación científica. Y lo hace en Granada, una ciudad milenaria donde todas las culturas han dejado su impronta y que, sustentada en un pasado prodigioso, apunta al futuro como Ciudad de la Ciencia y la Innovación.

GRAVITE promueve un variado maridaje de propuestas culturales de calidad contrastada; una cita de carácter abierto, creador, innovador, participativo y gratuito, que saca la cultura a la calle, a los barrios y a los pueblos y la lleva a bares, bibliotecas, clubes, cines, cafés y otros espacios singulares.

 

Un festival cuyo programa está abierto a todas las ciencias y las artes y que permite maridar las disciplinas más diferentes, posibilitando el contacto y la relación directa entre científicos, autores, creadores, público y aficionados.

El vídeo de presentación de GRAVITE, realizado por Acento Comunicación, está en YouTube: https://youtu.be/bLOxeFwuFOE

De rosas y viajes en el tiempo

“Éste es un viaje en el tiempo y en la geografía. En el tiempo, hacia el pasado, hacia la época en la que se construyeron esos maravillosos edificios que han sobrevivido al tiempo como representaciones de la ciudad de Dios en la Tierra y que conocemos como catedrales, y, en la geografía, a través de un país que es un mosaico de regiones tan diferentes como sus paisajes”.

No es baladí la tilde sobre el “Éste” que abre esta columna y con el que, a su vez, empezaba el preámbulo de “Las rosas de piedra”, un monumento de la literatura de viajes escrito por Julio Llamazares. No es baladí porque el primer tomo del largo periplo por todas las catedrales de España se publicó hace ahora diez años, cuando la RAE era firme con la cuestión de los acentos… ortográficos.

Acaba de salir la segunda entrega rosada de Julio Llamazares, “Las rosas del sur”, continuación de aquel, y con el que culmina un proyecto totémico: dieciséis años de viajes por la Península compendiados en más de 1.100 páginas de la mejor literatura de viajes que se puede leer hoy en nuestro país.

Tras diez años de espera, me abalanzo sobre el nuevo libro de Llamazares para leer las páginas dedicadas a las catedrales de Granada y Guadix. Y, como si de una metáfora se tratara, cuesta trabajo llegar a ellas, que están prácticamente al final de la narración, justo después de Málaga y antes de Almería, donde finaliza el fascinante recorrido iniciado por el viajero-escritor en la catedral de Santiago.

Ese viajero-escritor que, una vez dentro de nuestra catedral, la “observa con detenimiento sobrepasado por su majestuosidad. El viajero ha visto catedrales grandes, pero pocas como ésta en la que la falta del coro en la nave central hace que todavía parezca mayor de lo que es”. Continúa el autor con su relato, parafraseando al arquitecto Fernando Chueca cuando califica a la catedral de Granada como “la más noble capilla mayor del orbe cristiano”.

Y atentos a esta descripción, a modo de enigma: “El viajero, emocionado, se queda un rato ante ella extasiado por esa imagen con la que su autor logró la perfección suprema”. ¿De qué imagen habla Llamazares, quién es el autor y en qué lugar de la catedral granadina se encuentra? Tic-tac…

Jesús Lens

Ministerio del Tiempo para Granada

Tras el anuncio de que el astronauta Pedro Duque iba a ser Ministro de Ciencia, en las redes sociales empezó a correr como la pólvora un deseado, aunque imposible nombramiento: el del nuevo Ministro del Tiempo. (Más AQUÍ sobre los ministros)

El acueducto de Romayla, actualmente en restauración

¿No sería fascinante contar con un Ministerio del Tiempo que tuviera capacidad para viajar a lo largo de la historia, cambiando esos avatares que tan nefastos han resultado ser?

Pensemos en el caso de Granada y en posibles misiones para una cartera tempo-ministerial… que rebosaría de trabajo. Por ejemplo, ¿se imaginan impedir la firma del decreto que ordenó embovedar el Darro, a su paso por el centro de Granada? ¿Se imaginan la belleza de los puentes sobre el Río de Oro, cruzando Reyes Católicos y Puerta Real? Siempre que no se dejara intervenir al genio que encauzó el Genil, por supuesto. Que este también se merece una visita, si no del Ministro en persona, sí al menos del Secretario de Estado… (AQUÍ escribí más sobre el tema)

Otro al que girar visita: a quienquiera que dictara la sentencia de muerte de los tranvías. Imagino que sería difícil hacerle creer que, en el siglo XXI, la gran revolución del transporte urbano la protagonizaría un llamado Metro que, en realidad, es un tranvía de los de toda la vida. ¡Y el tranvía a la Sierra! ¡El que que salía del Charcón! ¡Que no nos lo arrebaten, tampoco!

Tarea diplomática de enjundia sería convencer a los Reyes Católicos de que no firmaran el Edicto de Granada por el que se expulsó a los judíos de España para, posteriormente, conseguir que Felipe III no echara a los moriscos. Quizá así, viviríamos en una España diferente, más abierta, rica y tolerante.

Y, por supuesto, el Ministro del Tiempo tendría que viajar a agosto de 1936 para intervenir en la locura, la sinrazón y el absurdo que desembocó en el fusilamiento de Federico García Lorca. Que lo deseable sería evitar la Guerra Civil, por supuesto, pero que, seguramente, eso excedería sus competencias.

Evitar el fusilamiento de Lorca haría que no aplicara esa petición a la Academia Sueca para la concesión del Nobel de Literatura, a título póstumo: Federico García Lorca lo habría recibido, vivito y coleando, allá por 1953, sintiéndolo mucho por el controvertido Winston Churchill, premiado de aquel año. Un Lorca que, a esas alturas, se habría convertido en maestro de la novela negra, también…

Jesús Lens