Nocturno berlinés, el Corto Maltés más noir

Fue el regalo que me hice cuando terminó Granada Noir. Aunque lo había comprado antes, no lo había podido leer hasta que finiquitamos la octava edición del festival. Entonces sí. Lunes después de comer. Me tumbé en el sofá cuan largo soy y me entregué a una lectura lenta, tranquila y morosa del ‘Nocturno berlinés’, la entrega más de reciente de Corto Maltés, publicada por Norma Editorial. 

A estas alturas, ustedes ya saben que el célebre personaje de Hugo Pratt está teniendo una segunda vida gracias al talento y al trabajo de dos grandes del cómic español: el guionista Juan Díaz Canales, a la sazón coautor de ‘Blacksad’ junto a nuestro Juanjo Guarnido; y el dibujante Rubén Pellejero. Y también esta actualización del personaje en ‘Océano negro’

Su aventura comenzó en otoño de 2015, con ‘El día de Tarowean’. Después llegaron ‘Bajo el sol de medianoche’ y ‘Equatoria’. Y ahora tenemos a Corto en el corazón de la Europa germánica de entreguerras. Estamos en la Alemania de 1924 y nuestro héroe deambula por las calles de Berlín junto al escritor Joseph Roth cuando casualmente descubre la muerte de un viejo camarada de aventuras: Steiner. El marino seguirá la pista del asesino sobre el telón de fondo de un país convulsionado por la bancarrota, la guerra, el asesinato político, los golpes de estado y la amenaza incipiente del nazismo.

La República de Weimar figura en el imaginario colectivo como un tiempo de libertad absoluta surgida y generadora del caos. Como sabemos en qué desembocó, resulta más enigmática y fantasmagórica aún. La cultura canalla de los cabarets y la filosofía de los cafés. El cine, la UFA y el expresionismo, que tan importante papel desempeñan en este majestuoso ‘Nocturno berlinés’; el arte degenerado, el ocultismo, las sociedades secretas…

Todo eso y más se encuentra en un álbum prodigioso, el más inequívocamente policíaco de la serie de Corto Maltés, ya desde su fascinante portada. ‘Nocturno berlinés’ es pura ética y estética del noir. Como muestra, asómense a la soberbia, muda, elocuente y expresiva página 33 de la edición de Norma. ¡Puro Dashiell Hammett!

El guion es prodigioso, como todos los de Juan Díaz Canales, un lector voraz, investigador infatigable que encuentra increíbles biografías de personajes históricos caídos en el olvido, aparentemente marginales, para usarlos como metáfora de lo que pasaba en el mundo. Que era tremendo. Y ojo a secundarios de lujo, personajes invitados como el citado Roth, el boxeador Schmeling o la mismísima Marlene Dietrich.

El uso del color en ‘Nocturno berlinés’ es igualmente sensacional. Lo mismo hay expresionismo puro y duro que un rojo infernal que ya anuncia el baño de sangre que está por llegar. Y ojo a la última página, de ida y vuelta, tan evocadora como triste e inquietante. Estamos ante uno de los cómics del año, para leer y releer sin desmayo, para exprimirlo y sacarle el abundante, nutritivo y sabroso jugo que atesora. 

Por cierto que se acaba de anunciar que Frank Miller va a escribir y dirigir una versión de Corto Maltés para televisión. ¡Qué gran excusa para volver a releer toda la serie: la original de Hugo Pratt y los cuatro álbumes de Díaz Canales y Pellejero, un tándem imbatible.

PD.- Recuérdenme que les hable del ‘Noir burlesque’ a no mucho tardar, otro inmejorable regalo para disfrutar de la mejor Navidad negra y criminal.

Que ahora es el mejor momento para entregarse a la trilogía sofá, manta y tebeos.

Jesús Lens

       

Pasaje para la India noir

Permítanme un recuerdo al gran cineasta David Lean con el titulo de esta entrega de nuestro rincón oscuro, dedicado a bucear en los intersticios del género negro. Y es que hoy nos toca viajar en el tiempo y en el espacio, que nos vamos a la India colonial de hace un siglo de la mano del escritor Abir Mukherjee.

El pasaporte: su novela más reciente, ‘Los príncipes de Sambalpur’, segunda entrega de las aventuras protagonizadas por el capitán Sam Wyndham y su fiel ayudante, el sargento Banerjee, más conocido como Surrender-not. La publica Salamandra Black, cómo no, dentro de la colección negro-criminal que más viajes por el mundo nos permite hacer gracias a sus siempre atractivos títulos.

A los protagonistas los conocimos hará un año en ‘El hombre de Calcuta’, una de las novelas que más me han gustado en los últimos tiempos por la trama, los personajes, la ciudad en que transcurre la acción y, sobre todo, por el irreverente humor y sus sardónicos diálogos. ¿Les he contado alguna vez que amo, que adoro ese fino humor británico que protagoniza la esgrima verbal de tantos y tantos de sus personajes literarios y cinematográficos? Pues Abir Mukherjee es un as, un genio también en eso. Como muestra, un botón: “¿Qué haces saliendo a cenar con un tipo tan soso? He conocido cadáveres con más vida que Charlie Peal”, pregunta el bueno de Sam a una joven empeñada en hacerle la cobra…

‘Los príncipes de Sambalpur’ comienza en Calcuta, claro. Y transcurre por espacios tan interesantes como el barrio chino. “De noche se convertía en una colmena de destilerías ilegales, cocinas callejeras, timbas y fumaderos de opio. Resumiendo, que albergaba todas las cosas que hacían que valiese la pena vivir en una metrópolis sofocante y destartalada de varios millones de personas”. 

La acción, sin embargo, no tarda en trasladarse Sambalpur, uno de los reinos de la India. Así lo presentan los protagonistas:

“—Sambalpur no es Francia. Es peor, si cabe.

—Me doy cuenta, señor, pero estamos hablando de un pequeño reino feudal cuyo príncipe heredero acaba de ser asesinado…”.

¿Y qué pasa cuando llegan a ese remoto reino, tras un viaje en tren de lo más movido? “En la siguiente curva apareció ante nuestros ojos el Surya Mahal, el Palacio del Sol… Construido en estilo mongol, con una fachada de arcos, balcones y ventanas con celosías, parecía hecho, más que de ladrillo y piedra, de luz, aire u fantasía”. ¿Dan o no dan ganas en embarcarse en este viaje? ¡Cómo escribe este Abir! Y cómo describe…

Apenas les he contado nada de la trama. No hace falta. Todas y cada una de las 400 páginas de ‘Los príncipes de Sambalpur’ contienen diálogos, descripciones o pensamientos que convierten su lectura en un auténtico placer. Por ejemplo: “Para algunos era un mal ejemplo que un sahib compartiera alojamiento con un nativo; para otros, una muestra de excentricidad. A mí me era tan indiferente lo uno como lo otro. Surrender-not veía el mundo con un optimismo que yo ya había perdido, y con una sensibilidad oriental que cuestionaba mis ideas —a menudo prejuicios— inglesas. Su presencia me resultaba reconfortante, y si a alguien no le gustaba, podía irse al cuerno”. ¡Amén!     

Si hoy es martes, hoy nos toca una entrega de nuestro Club de Lectura y Cine de Granada Noir de Adictos al Crimen y, sin que sirva de precedente, cambiamos la Librería Picasso por el Gran Café Bib-Rambla, tan literario él. Hoy tenemos pasaje para la India, de la mano de Abir Mukherjee. Hoy, desde luego, la vamos a pasar bien.

Jesús Lens

Gran momento del Noir granadino

Recién terminada la octava edición de Granada Noir, déjenme que me dé el gustazo de sacar pecho por la abundante, nutrida, generosa y excelente cosecha negra de novelas policíacas escritas por autores granadinos, de nacimiento o adopción, que aquí no somos de pedirle el DNI a nadie. Autoras y autores que han pasado por los diferentes escenarios del festival, dejando un inmejorable sabor de boca en la audiencia. 

La ruta por el Albaicín de ‘Las niñas salvajes’, guiada por May R. Ayamonte, la autora de la novela publicada por Contraluz, fue la bomba. ¡Y qué gustazo de charla en El Pañero sobre una historia fascinante protagonizada por una periodista, Jimena, que va a tener continuidad el año que viene en una novela que ya esperamos con todas las ganas del mundo! Las calles de Granada volverán a ser escenario de la trama y la promesa de que los personajes se dejen caer por las Bodegas Castañeda sabe a gloria. ¡Ojalá que también se tomen una Cerveza Alhambra!

Men Marías también tiene nueva novela negra en puertas. Saldrá publicada el 4 de febrero y la acción transcurre igualmente por el centro de Granada, con protagonismo especial de una de nuestras plazas más emblemáticas. Su conversación con la periodista y novelista María Jesús Peregrín, conducida por Daniel Rodríguez Moya en el Palacio de los Condes de Gabia, nos permitió saber mucho más de ‘La última paloma’ y ‘El límite de Roche’, novelas que transcurren en Rota y Florencia, respectivamente.  

Clara Peñalver, que acaba de estrenar ‘La importancia de tu nombre’, publicada por Ediciones B, traslada la acción de este intenso thriller psicológico al barrio de Salamanca, en Madrid. Su presentación en el Cuarto Real de Santo Domingo se saldó con un llenazo total y ha sido uno de los libros más vendidos del festival. ¡Más madera! 

En el propio Cuarto Real se dieron cita Jaime Molina, Hermógenes Patón y Álex Pérez. Protagonizaron una animada mesa redonda en la que, partiendo de sus novelas ‘Camino sin señalizar’, ‘NO, una novela Noir’ y ‘El único camino’ respectivamente; reflexionaron sobre los diferentes personajes, ambientes y tramas que pueden ser objeto del género policíaco, tan amplio y variado como se pueda imaginar. 

Y otro maestro del periodismo y la literatura, Javier Valenzuela, que conversó en el Ateneo con Margarita Buet, presidenta de la Alianza Francesa de Granada y tangerina de nacimiento, sobre ‘La muerte tendrá que esperar’, tercera parte de su trilogía sobre una de las ciudades más atractivas y contradictorias del norte de África. En la novela, el autor residente en Bubión habla de temas de tanta actualidad como las criptomonedas o el controvertido mundial de Qatar. 

Y no podemos olvidar a Enrique Bonet, cuyo cómic ‘La araña del olvido’, que felizmente no se termina nunca, protagoniza la exposición en curso del propio Cuarto Real de Santo Domingo hasta después del puente de la Inmaculada.

Que Granada pueda presumir de esta nómina de autoras y autores negrocriminales resulta significativo y algo a tener muy en cuenta.

Jesús Lens

Iván Reguera y el milagro de ‘El Padrino’

Es uno de los libros de cine que más he disfrutado en los últimos tiempos. Se titula ‘El hombre que podía hacer milagros’, lo ha escrito Iván Reguera y lo vamos a tener en Granada Noir, algo que me llena de orgullo, satisfacción y, sobre todo, alegría a raudales. 

Este año, ustedes se acordarán, volvimos a ver ‘El Padrino’ en pantalla grande con motivo de la celebración del 50 aniversario de su estreno. Fue una noche llena de emoción que compartí con mi hermano, como debe ser. Porque hay cosas que es necesario hacer en familia. 

Antes de verano, bicheando por los anaqueles de Librería Picasso, sentí una una fuerte perturbación en la Fuerza. Empezaron a temblarme las canillas y me entró sudor frío. Un libro de roja portada mostraba a Francis Ford Coppola rodeado por la familia Corleone. Las palabras del título, ’El hombre que podría hacer milagros’, estaban sujetas por los famosos hilos de marioneta que dan sentido a la saga. Y un subtítulo que me hizo babear: “Nadie creía en ella. Se convirtió en la mejor película de la historia”. ¡Joder!

Iván Reguera

Pocas veces me he abalanzado sobre un libro con pasión tan desaforada. Aplacé todo compromiso, di largas a mis obligaciones y me sumergí en una burbuja de lectura compulsiva durante un inolvidable puñado de horas felices.

Este no es un libro sobre cine. Es la apasionante narración del proceloso, complejo y tumultuoso proceso de filmación de un título capital en la historia del cine, ’El Padrino’, que tuvo todas las papeletas para no llegar a filmarse y, por tanto, engrosar la lista de ‘Las películas más grandes jamás filmadas’, en el sentido literal del término. 

Con la lectura del libro de Reguera conoceremos más a fondo a Mario Puzo, el autor de la novela original, que escribió ‘El Padrino’ con el único fin de pagar sus ingentes deudas de juego. Sabremos de la presión de la familia Colombo para condicionar el proyecto. Y cuando hablamos de familia, sabemos a lo que nos referimos, ¿verdad?

Odiaremos a Robert Evans, el productor que, sin embargo, hizo todo lo (im)posible para que el rodaje fuera igualmente (im)posible. Sufriremos con un cuestionadísimo Francis Ford Coppola, con el detestado Marlon Brando y con el ninguneado Al Pacino. Conoceremos quiénes son los ‘actores’ que interpretaron al siniestro Luca Brasi y a ese niñato, Carlo Rizzi. 

Aprenderemos qué son los canoli y por qué resultan (casi) más importantes que las pistolas y haremos un recorrido gastronómico por la comida italoamericana. Llegados a este punto, permítanme que saque pecho. Al terminar la lectura de ‘El hombre que podía hacer milagros’, habiendo aprendido un montón de cosas que no sabía sobre la intrahistoria de una de mis películas favoritas de todos los tiempos, hojeé las páginas dedicadas por Iván Reguera al material consultado. Entre otros artículos y entrevistas, encontramos ‘Los secretos gastronómicos de la familia Scorsese’, pieza que publicamos en IDEAL el 20 de diciembre de 2019. ¿No es bonita, esta retroalimentación? 

De todo esto y más hablaremos con Iván Reguera el próximo jueves en El Bar de Eric, a eso de las 21.30 horas, cuando bajemos de La Chumbera después de escuchar el concierto homenaje al Padrino que le dedicará la Banda Municipal de Música. Brindaremos con unas cervezas Alhambra y tomaremos la tapa especialmente diseñada para la ocasión con todos ustedes. Antes, el miércoles por la tarde, Iván estará en Valle del Zalabí para conversar con el público gracias al apoyo de Diputación de Granada. ¡Ofertas que no se pueden rechazar!

Jesús Lens   

 

‘Riccardino’, el arrivederci de Camilleri

El próximo viernes arranca Granada Noir y tendremos con nosotros a Lorenzo Silva, cuya saga de Bevilacqua y Chamorro, más que leerla, la he devorado fiel y puntualmente a lo largo de estos veinte años largos. A mediodía le tendremos en el 4U Hostel y los lectores podrán compartir una Cerveza Alhambra Singular con él mientras presentamos ‘La llama de Focea’, la entrega más reciente de la serie. 

Esa misma tarde y en Librería Picasso, también estará Óscar Beltrán de Otálora, cuya ‘Tiempo de furtivos’ es una de las novelas que más he disfrutado este año, como ya les conté en su momento en esta misma sección. (Leer AQUÍ) Ni se imaginan la ilusión que me hace que venga a Granada Noir. Por su novela y por su condición de periodista de raza especializado en terrorismo, el de ETA y el yihadista. Ya verán cómo su conversación con Quico Chirino y Antonio Lara hace saltar chispas. 

Les tendría hablar de la espectacular nómina de autoras y autores granadinos que han publicado estupendas novelas policíacas en y desde Granada estos meses, algo que me provoca una inmensa alegría y un tremendo orgullo. Pero hoy toca tributo, que es el día en que nos despedimos de Andrea Camilleri, nada menos: el Club de Lectura y Cine de Granada Noir se reúne para comentar ‘Riccardino’, una novela singular, original, peculiar y demás adjetivos similares que quepa imaginar.

Publicada por la editorial Salamandra, como todas las de la saga, ‘Riccardino’ ha visto la luz a título póstumo y es un ejercicio de estilo singular, valiente y muy osado. ¿Cómo la habrán encajado los lectores?

El escritor Andrea Camilleri publicó la primera novela protagonizada por el comisario Salvo Montalbano en 1994. El policía trabajaba en una ciudad inventada, Vigata, trasunto de la muy siciliana villa de Porto Empédocle, en el Agrigento. Poco ortodoxo en los métodos que emplea para la resolución de los casos, tiene problemas con sus superiores y con el resto de fuerzas vivas en entorno, incluidas las que ustedes se estarán imaginando. 

El éxito de la saga fue apoteósico y Montalbano, homenaje de Camilleri al escritor español Manuel Vázquez Montalbán, se convirtió en un personaje de enorme popularidad. Máxime cuando la RAI adaptó sus aventuras al formato televisivo. 

Todo ello es importante para comprender y disfrutar de ‘Riccardino’, una novela pirandelliana que juega con ese imaginario de la popularidad y el éxito y de la necesidad de huir de ellos. La realidad enfrentada a su representación. La ficción que altera la realidad. Un apasionante juego de espejos que comienza de la manera más sencilla e inocente posible: con una llamada equivocada. 

Una llamada equivocada y, segundos después, dos disparos a bocajarro en pleno rostro. El muerto: Riccardino, empleado de la Banca Regionale. Había quedado con tres amigos a primera hora de la mañana para salir de excursión cuando una moto de gran cilindrada se paró frente a él y el motorista, que llevaba un casco integral, le descerrajó dos tiros en la cabeza. Muerte instantánea. Nada que hacer. 

Montalbano está tranquilo. Ese muerto no le va a caer a él, sino al dottor Totti. Y él tan pichi, que está hasta el colodrillo de investigaciones enrevesadas. Sin embargo, otra llamada, esta no tan equivocada, aunque igualmente enigmática, le dará una de vuelta de tuerca al asunto.

No les cuento más. Sean o no sean lectores de Camilleri y seguidores de Montalbano, les recomiendo que lean ‘Riccardino’, una novela diferente y a contracorriente. Muy metaliteraria. Y monumento ya al agente Catarella, uno de los tempestuosos secundarios. Cuando las cosas vayan mal, su entrada en escena siempre conseguirá… que empeoren. ¿O es al contrario?  

Jesús Lens