El universo expandido de Breaking Bad

Marcaron una época. Tanto que, por mucho que pasen los años y la producción audiovisual haya crecido exponencialmente, siguen ocupando los puestos de cabeza de las mejores series de la historia de la televisión. ‘Los Soprano’, ‘The Wire’ y ‘Breaking Bad’, tan negras y criminales ellas tres.

Tres series que trascendieron lo puramente audiovisual para convertirse en referente de una época, continuamente citadas en todo tipo de reportajes, entrevistas… y de conversaciones de barra de bar, donde siguen vivitas y coleando.

Durante mucho tiempo se fantaseó con la hipotética vuelta de Tony Soprano, dado que el final de la mítica serie gangsteril fue tan abierto que, para muchos, ni siquiera podía considerarse un final. La muerte de James Gandolfini en 2013, sin embargo, puso punto y final a aquella rumorología más o menos fundada.

Los creadores de ‘The wire’, por su parte, son tan prolíficos que su huella se puede seguir en decenas de series, la mayoría de ellas magníficas, de ‘Treme’ y ‘Show me a hero’ a la muy reciente ‘The Deuce’, sin ir más lejos.

La única serie del Olimpo noir que ha tenido continuidad, por tanto, ha sido ‘Breaking Bad’, la historia de un profesor de química de Alburquerque (Nuevo México) que, enfermo de cáncer, se convierte en un capo de la droga para tratar de asegurar el futuro de su familia.

Aunque el protagonista principal de BB eran Walter White y su alter ego como despiadado traficante, el mítico Heisenberg; la serie creada por Vince Gilligan presentaba a una notable serie de magníficos secundarios, de Gustavo Fringe y Tuco Salamanca a Mike Ehrmantraut o el cínico abogado Saul Goodman. Y por encima de ellos, Jesse Pinkman, exalumno de White y su socio en la fabricación y distribución de metanfetanima.

El final de ‘Breaking Bad’, tan temido por los aficionados, dejó un inmejorable regusto en sus fieles seguidores. Sin embargo, el último episodio de la serie, titulado ‘Felina’ y emitido en 2013, no fue sino un nuevo principio para el universo expandido de BB: tras cinco temporadas y 62 episodios de la mejor narración audiovisual posible, todo volvió a comenzar en 2015, cuando se estrenó el primer episodio de ‘Better Call Saul’, una serie que, digámoslo ya, no tiene nada que envidiarle a su hermana mayor.

El protagonista total y absoluto de esta secuela/precuela es Saul Goodman, el abogado sin escrúpulos que blanqueaba el dinero de Walter White. En un espectacular alarde narrativo sin parangón, Vince Gilligan decidió contarnos su historia, con pelos y señales, situándole en 2002, seis años antes de su entrada en escena en ‘Breaking Bad’.

Antes de convertirse en Saul Goodman, el personaje interpretado por Bob Odenkirk se llamaba James Morgan McGill. Jimmy para los amigos. Slippin Jimmy, ’El Resbalones’, para las compañías de seguros. Porque antes de sacarse el título de abogado por correspondencia en una improbable universidad de imposible ubicación, Jimmy era un pícaro, un buscavidas que simulaba tener accidentes para estafar a los seguros. A Jimmy también se le daban bien las pequeñas estafas, los trucos de guante blanco. Hasta que decidió enderezar su vida. Y fue entonces cuando comenzaron sus problemas de verdad.

A veces, de tanto como me gusta la serie, al terminar un episodio de ‘Better Call Saul’ tengo la intención de tuitear algo como ‘¿Y si Breaking Bad y Walter White sólo hubieran sido el prólogo que anunciaba el advenimiento de Saul Goodman?’

Ahora, además, nos ha llegado ‘El Camino’. Está en Netflix y se subtitula ‘Una película de Breaking Bad’. ¡Por fin entiendo por qué no hubo este año entrega de ‘Better Call Saul’! Dos horas de película, escrita y dirigida por el gran Vince Gilliam, en la que el protagonista es Jesse Pinkman, a quien dejamos huyendo por carretera. Jesse es el personaje cuyo final quedó más abierto en la serie y resulta muy oportuna esta recuperación.

¿Y necesaria? Pues depende. Partiendo de que, más allá de tener un techo bajo el que dormir, unas ropas que vestir y un mendrugo de pan que llevarnos a la boca, todo lo demás es superfluo; personalmente estoy encantado de que Gilligan siga agrandando ‘Breaking Bad’, dándole su personal, único e intransferible toque narrativo y estético.

De los planos fijos con multiplicidad de interpretaciones a las secuencias tranquilas y pausadas. De las explosiones de violencia más súbitas al humor negro más desopilante, incluyendo un duelo de western noir absolutamente maravilloso. Y la fotografía, hermosa, componiendo un cuadro perfecto en tantos y tantos planos. Y la música. Y los personajes. Que, ojo, hay cameos tan evocadores y en absoluto gratuitos como el de Mike, ese viejo sabio, y el del propio Walter White.

La duda es, una vez que ‘Better Call Saul’ llegue a su final en una o dos temporadas, ¿seguirá Vince Gilligan expandiendo el universo infinito de ‘Breaking Bad’? Ojalá que sí…

Jesús Lens

Granada y la ficción Noir

Gracias a la Diputación de Granada, institución que predica con el ejemplo y apoya, de verdad, las diferentes manifestaciones culturales de nuestra tierra, Granada Noir visita estos días los pueblos de Beas de Guadix, Víznar, Salobreña e Iznalloz.

En años anteriores hemos proyectado y conversado sobre ‘El silencio de los corderos’ o ‘Ascensor para el cadalso’. También hemos difundido el libro ‘El proxeneta’, de Mabel Lozano, y proyectado ‘Chicas nuevas 24 horas’, para concienciar sobre la trata para la explotación sexual de las mujeres.

En esta ocasión, el programa que llevamos invita a descubrir Granada como escenario para la ficción negra y criminal desde la óptica del cine, la novela y el cómic. Una invitación, también, a reflexionar sobre la importancia que para la economía de nuestra provincia tendría que la provincia se convirtiera en plató cinematográfico y televisivo a gran escala.

Resulta de lo más satisfactorio, por ejemplo, compilar en una charla a autores como Alfonso Salazar, Juan Torres o el I Premio Granada Noir, Juan Madrid, residente en Salobreña, que le hace guiños a su pueblo de adopción en sus novelas siempre que puede. También hablaremos de la adaptación cinematográfica de ‘Días contados’, una soberbia y durísima película de Imanol Uribe en la que Granada es sinónimo de amor loco y romántico, con nuestro querido hotel Alhambra Palace como escenario esencial para una de las secuencias definitivas de la película.

Justo Navarro, que fue uno de los invitados destacados de Granada Noir 5, convierte a Granada en escenario clave de ‘Petit París’ y ‘Gran Granada’, por supuesto. El personaje principal de estas dos novelas, el comisario Polo, es uno de los mejores policías de nuestra ciudad y ya se apresta a visitar la Italia fascista en la tercera entrega de la trilogía.

Una particularidad: Justo Navarro presentó sus novelas en el Gran Café BibRambla, uno de los locales favoritos de su personaje por antonomasia. Fue bonito reunirse al calor de unas Especiales de Cervezas Alhambra a disfrutar del magisterio de Justo Navarro y José María Pérez Zúñiga en el mismo lugar por el que pasó el comisario Polo hace 50 y hasta 80 años. Es lo que tiene un establecimiento con más de 100 años de historia atesorada. Por cierto que el Cordero Polo, la tapa preparada por la cocinera del Gran Café, causó sensación entre el público que abarrotó el exquisito local art decó.

Por cuanto al cómic, ‘La araña del olvido’, de Enrique Bonet, es una auténtica máquina del tiempo que nos conduce a la dura posguerra, a los años 50 en los que Agustín Penón trató de encontrar los restos de Lorca. Un tebeo prodigioso que Granada Noir ha regalado a varias de decenas de autores invitados al festival para que conozcan la historia de un Penón del que, el próximo año, se celebra su centenario. ¿No sería bonito que la efeméride se hiciera coincidir con la ansiada recuperación de su mítica maleta, cuyo destino actual es una entelequia, tras el fallecimiento de su última depositaria, Marta Osorio, hace dos años largos ya?

Y está el cine, una industria que mueve millones de euros. De los errores más garrafales cometidos por los políticos de nuestra tierra, el desmantelamiento de la Granada Film Comission por parte del PP ocupa un lugar de privilegio.

El cine, además de potenciar los escenarios de rodaje como lugares de impacto turístico —busquen información sobre el efecto de la filmación de ‘Juego de tronos’ en Croacia o en San Juan de Gaztelugatxe y Sevilla, sin ir más lejos— es un negocio en sí mismo.

Una semana de rodaje supone miles y miles de euros en el sector de la hostelería y los servicios, de hoteles, restaurantes y catering a empresas de alquiler de coches, maquilladores, peluqueros, electricistas y demás técnicos imprescindibles para hacer funcionar la máquina de los sueños.

La Casa del Desierto de Gorafe y, por extensión, todo el Geoparque, se han convertido en lugar de peregrinación desde que aparecieron en un episodio de la última temporada de ‘Black Mirror’, en Netflix. Sobre todo, entre el turismo extranjero.

El rodaje de ‘Intemperie’, por su parte, puso el cartel de ‘Lleno’ en los hoteles de la Zona Norte de Granada, como tuve ocasión de experimentar hace dos agostos, cuando transité en mi Verano en Bermudas por Orce, Galera y alrededores y me resultó misión (casi) imposible encontrar una habitación para dormir.

De haberle dado continuidad a la Film Comission, Granada sería ahora tierra de cine y, gracias a su diversidad paisajística, acogería rodajes de forma continua a lo largo de todo el año. Se habría creado una infraestructura técnica y artística y las productoras no tendrían que traerse de Málaga o Sevilla hasta a las personas que controlan el tráfico durante las filmaciones. Pero la visión de futuro de algunos es así de cortita…

Jesús Lens

El Noir y los desheredados de la tierra

El noir, o es social, o no es noir. Al menos, no es el noir que más nos gusta, el que defendemos con ahínco, a capa y espada. O a gabardina y metralleta, por actualizar el símil. En Granada Noir, el festival patrocinado por Cervezas Alhambra, defendemos el género negro que conecta con las preocupaciones de la gente de la calle y pone su foco de atención en los rincones oscuros a los que difícilmente llega la luz de la verdad y de la justicia.

De ahí que, desde este año, Granada Noir haya puesto en marcha una nueva iniciativa: el Memorial Antonio Lozano, que se entregará por primera vez el próximo sábado, gracias a la colaboración de Fundación Tres Culturas. Se trata de un galardón que busca mantener vivo el espíritu del escritor tangerino, fallecido a comienzos del 2019 tras varios años de lucha contra el cáncer.

El Memorial Antonio Lozano se entregará cada año a una personalidad del género negro comprometida con los valores de compromiso social y la visión integradora, abierta y solidaria que siempre presidieron tanto la vida como la obra de un escritor y gestor cultural muy vinculado a Granada.

Se trata de mantener vivo el espíritu de Antonio Lozano, una de las personas que más me han influido en su doble vertiente de creador y gestor cultural. De hecho, Granada Noir se inspira en la visión abierta, mestiza, innovadora e integradora de Lozano, un ejemplo a seguir tanto en lo humano como en lo literario, cuyo compromiso social nos ha dejado huella a todas las personas que hemos tenido la suerte de conocerle.

Antonio Lozano, a través de su narrativa policíaca, sus novelas de viajes o sus obras de teatro, siempre trató con especial sensibilidad  temas como el de la inmigración, el exilio, la reconciliación y la integración de los inmigrantes en nuestra sociedad. En Granada Noir se presentará por vez primera la última novela de Antonio Lozano, que Alrevés publica a título póstumo.

Se titula ‘El desfile de los malditos’ y es una inmersión en las desventuras de las personas que viven en la calle. A través de una investigación encargada a su personaje por antonomasia, el detective privado García Gago, Lozano desgrana una trama negra y criminal en la que sigue los pasos de un profesor al que, después de ser despedido, todo empieza a irle mal. Termina bebiendo más de la cuenta e inicia una espiral descendiente en la que lo pierde todo: familia, casa, dinero, amigos, prestigio… hasta terminar viviendo en la calle.

A partir de aquí, con incursiones en ese mundo globalizado que tanto caracteriza a la obra de Lozano, especialista en prestar voz a quien no la tiene, ‘El desfile de los malditos’ nos sumerge en una trama de tráfico de órganos en la que se dan la mano la inocencia más cándida y lo peor y más egoísta del ser humano.

Proyección de ‘El proxeneta’, en Granada Noir

Y precisamente por su labor de denuncia de la trata de mujeres para la explotación sexual, la escritora y cineasta Mabel Lozano es la primera persona galardonada con el Memorial Antonio Lozano. Autora de ‘El proxeneta’, obra ganadora del Premio Rodolfo Walsh de 2018 y uno de los libros imprescindibles del pasado año, publicado por la editorial Alrevés; Mabel Lozano es directora de documentales como ‘Chicas nuevas 24 horas’ y ‘El proxeneta. Paso corto y mala leche’, inédito en Granada y que será proyectado en la jornada de clausura de Granada Noir, el próximo sábado.

Mabel Lozano está haciendo un trabajo de investigación y denuncia imprescindible y comparte la actitud combativa y comprometida de la que siempre hizo gala Antonio Lozano, por lo que es un privilegio que sea la primera persona galardonada con el Memorial que lleva su nombre además de, casualmente, compartir apellido.

La trata de mujeres, el negocio de proxenetismo y las mafias de la prostitución quedan perfectamente retratados tanto en el libro como en los documentales de Mabel Lozano, realmente sobrecogedores. Su obra nos obliga a reflexionar y a plantearnos muchas cuestiones sobre una cuestión muy polémica y de plena actualidad.

Con la instauración del Memorial Antonio Lozano, Granada Noir da un paso más en su reivindicación de un género negro combativo y atento a lo que pasa a nuestro alrededor. De ahí su apuesta por escritores que también son periodistas y que, en sus novelas, desarrollan tramas complejas basadas en temas que han investigado en su trabajo y que, por distintas circunstancias, de espacio sobre todo, no han podido ver la luz.

Escritores como Quico Chirino, Jerónimo Andreu, Javier Valenzuela, Berna González Harbour o Íñigo Domínguez pasan estos días por Granada Noir para hablar tanto de sus novelas como de sus libros de no ficción. No les pierdan la pista. Es una inmejorable ocasión de conocer, de primera mano, lo que pasa en el mundo.

Jesús Lens

El eterno retorno del héroe mediterráneo

Se lo escuché a Carlos Zanón en una entrevista magistral que le hizo Jesús Vigorra, esa bestia parda de la radio y la televisión de Andalucía, en su programa de libros de Canal Sur. Sostenía Zanón que afrontó la vuelta de Carvalho a la vida literaria como si se tratara del regreso de un héroe del Lejano Oeste a casa, tras pasar años y años deambulando por caminos polvorientos.

Me gustó tanto la metáfora que, les confieso, fue uno de los impulsos definitivos para centrar la ya inminente quinta edición de Granada Noir —arrancamos el viernes 27, nada menos que con Juanjo Guarnido y Juan Díaz Canales— en el western noir como eje temático y de reflexión del festival patrocinado por Cervezas Alhambra.

Me gusta el western y me gusta el noir. Son dos géneros que van de la mano. De hecho, el noir es la evolución lógica del western: cuando los forajidos cambiaron los caballos por primitivos Ford y los Colts y los Winchester por las letales metralletas Thompson, el género del Oeste dejó paso al género negro, pero su filosofía, trasfondo, ética y estética permanecieron incólumes.

De todo ello nos hablarán en los próximos días el profesor Juan Varo, por ejemplo, a través de una charla que ha titulado ‘Ángeles oscuros sobre el cielo amarillo: el western y el noir en su etapa clásica (1946-1958)’. O Clara Peñalver y Pere Cervantes, cuyos protagonistas montan en grandes motos al igual que los héroes del western lo hacían en briosos caballos.

Y en Granada Noir 5 estarán, por supuesto, el propio Carlos Zanón con Carlos Bassas, el más reciente ganador del premio Hammett, el más prestigioso de las letras negras y policíacas. Gracias a la colaboración de la Fundación Tres Culturas, el próximo domingo, a las 19 horas, el Teatro CajaGranada acoge una conversación muy especial: ‘Ulises, Justo y Carvalho. El Mediterráneo y el mito del eterno retorno’.

Tener en Granada Noir a dos autores de la talla de Carlos Zanón y de Carlos Bassas es un privilegio. Sus respectivos Hammett les acreditan como dos de los mejores autores de género negro contemporáneo y, de cara al público, son dos extraordinarios comunicadores.

Sentarlos en una misma mesa también tiene todo el sentido. Por una parte, tanto ‘Carvalho. Problemas de identidad’ (de la que escribí AQUÍ) como ‘Justo’ transcurren en Barcelona. Una Barcelona contemporánea por la que transitan dos personas mayores, aquejadas por los achaques de la edad. Carvalho y Justo tienen la mirada de quienes no se resignan a aceptar los cambios de su ciudad. Miran hacia atrás, con más o menos ira. Y recuerdan las calles de sus padres. Los barrios de su infancia.

Aunque la gentrificación y los cambios urbanos de las grandes ciudades del Mediterráneo no son el tema central de las novelas de Bassas y Zanón, dicha problemática sí aparece reflejada en sus páginas, como no podía ser menos. Y es que, como nunca nos cansamos de reivindicar, el buen género negro, el que nos parece más interesante, es el que bucea entre los intersticios de la realidad y pone el foco en los rincones más oscuros de la sociedad.

La mirada al pasado que hacen Zanón y Bassas no es quejosa ni melancólica. Al menos, no en demasía. Es una mirada que sirve para hacernos reflexionar de dónde venimos y hacia dónde vamos. Justo y Carvalho son mayores, decíamos. Uno más que otro, pero mayores ambos. Son mayores, pero no se resignan ni se conforman. Regresan a las calles de su ciudad portando el valor de la experiencia, dispuestos a cumplir un servicio más a la comunidad. Aunque sea el último. (Más sobre ‘Justo’, AQUÍ)

En la novela negra hay mucho del mito del eterno retorno, la figura del héroe crepuscular que vuelve a casa, como Ulises, a impartir justicia y poner las cosas en su sitio, tras años de ausencia. El héroe mitológico griego al que tanto recurrieron los grandes cineastas del western, también.

Fotografía de Anna Elias

Y el destino. Ese destino que rige la vida de los héroes, jugando con ellos como si fueran títeres, peleles en manos de los dioses. Lo veremos, por ejemplo, en la proyección de ‘Grupo salvaje’, obra maestra incontestable que, siendo un western canónico, sentó las bases del cine de acción de los años 70 y 80, como escribimos AQUÍ. El paseo final de la pandilla comandada por William Holden es el mejor ejemplo de cómo los héroes, hasta los más improbables, están condenados a cumplir con los designios del destino.

‘Grupo salvaje’ será presentada por tres entusiastas cinéfilos de reconocido prestigio, con los que habrá una tertulia posterior, al finalizar la proyección en el Teatro CajaGranada: Fernando Marías, Mariano Sánchez Soler y Juan de Dios Salas, director del Cine Club Universitario.

Porque la mitología del Lejano Oeste y el gangsterismo de la Ley Seca están directamente emparentados con los héroes de nuestro Mediterráneo más cercano.

Jesús Lens

 

La narración total, en Granada Noir

Nos gusta definir a Granada Noir como un festival multidisciplinar que, con el género negro y criminal como eje central de su programación, permite disfrutar de literatura, cómic, cine, música, fotografía, teatro o gastronomía; ofreciendo un completo maridaje de artes y disciplinas que se retroalimentan entre sí.

En la quinta edición del festival patrocinado por Cervezas Alhambra, que arranca el 27 de septiembre, queremos ahondar en el radioteatro, una disciplina que cada vez nos gusta más. Para ello contamos con un maestro como Federico Volpini, que impartirá una master class sobre dicha modalidad escénica, cada vez más en auge gracias a la popularización de los podcast.

José Antonio Pérez Ledo

Y es que la narración de historias será transmedia o no será. Al menos, no será tan interesante como podría ser. De ello nos hablará Domingo Sánchez Mesa, catedrático de la UGR Domingo Sánchez Mesa y una de las máximas autoridades en el tema. Y como perfecto ejemplo de esta modalidad de narración, este año tendremos el privilegio de contar con una de las mentes creativas transmedia más inquietas y brillantes de nuestro país: ese infatigable todoterreno llamado José Antonio Pérez Ledo. Permítanme que haga un corta y pega de la biografía que aparece en su página web, perfecto ejemplo de la brillantez de la que les hablo:

Nací el último mes de 1979, en pleno centro de Bilbao, entre enormes dolores por parte de mi madre. Me licencié en Publicidad y Relaciones Públicas en la Universidad del País Vasco, a pesar de lo cual encontré un trabajo honrado.

Soy de extrema derecha por la mañana, sobre todo cuando madrugo, pero me reconcilio con los derechos civiles después del segundo café. He creado y dirigido tres programas de televisión culturales: Órbita Laika (La 2), Escépticos (ETB) y Ciudad K (La 2). He colaborado con Cadena SER, Rolling Stone y El Correo; actualmente lo hago con eldiario.es y Radio Euskadi.

He escrito las novelas ‘Un lugar al que volver’ (Planeta, 2019) y ‘Esto no es una historia de amor’ (Planeta, 2016). Soy guionista del cómic ‘Los enciclopedistas’ (Astiberri, 2018) y de los podcast de ficción ‘El Gran Apagón’ (Podium Podcast) y ‘Guerra 3’ (Podium Podcast).

La excusa para traerle a Granada Noir es su cómic dedicado al nacimiento de la Enciclopedia, con un marcado corte negro y criminal, además de afrancesado; y su prodigioso podcast ‘El gran apagón’, una de esas distopías que tanto me gustan. ¿Qué pasaría si, de golpe, dejase de fluir la energía eléctrica? Escúchenlo en la plataforma Pódium Podcast y fliparán. Le preguntamos a José Antonio por sus primeros pasos en este mundillo. “Un día me llamó el entonces director de la SER, Antonio Rodicio y me dijo: “estamos planteándonos crear una plataforma de podcast con contenido original, ¿tienes alguna idea?” Hacía tiempo que yo escuchaba podcast americanos, sobre todo de cine y cómics, pero también alguna ficción. Y la idea de escribir ficción sonora con una narrativa moderna me pareció muy atractiva. Una semana después le envié una propuesta de apenas un folio que se titulaba ‘El Gran Apagón’ y que, para sorpresa de todos, acabaría teniendo más de cinco millones de descargas”.

Un formato que presenta unas especificidades propias, como nos detalla Pérez Ledo: “la particularidad más evidente de la ficción sonora es que, como guionista, sólo puedes trabajar con el sonido. Tienes que conseguir que el oyente entienda todo solamente con el sonido, desde cómo son los personajes y qué sienten a dónde está transcurriendo la acción. Eso, sin embargo, te da unas opciones narrativas fantásticas. En ‘Guerra 3’, la última ficción sonora que he escrito para Podium Podcast y cuya segunda temporada se estrena en un mes, he explorado mucho eso. En ficción sonora puedes, por ejemplo, plantear un diálogo y que el oyente no sepa dónde se está desarrollando hasta que termine dándole así un giro inesperado a todo lo que acaba de oír”.

No es de extrañar que José Antonio se encuentre satisfecho con el resultado: “Mucho. Trabajar con Podium Podcast es un lujo. La directora de ‘El Gran Apagón’ y de ‘Guerra 3’, Ana Alonso, hace un trabajo impecable, mejorando siempre mis guiones. Igual que el realizador, Alonso Maján. Y los actores y actrices no pueden ser mejores. En ‘Guerra 3’, por ejemplo, están Adriana Ugarte, Carlos Bardem, Jorge Perugorría, Ana Wagener, Ramón Barea…”.

Como decíamos, José Antonio Pérez Ledo es un brillante divulgador científico, también, haciéndola atractiva hasta a las personas que, como yo, son de letras puras. ¿Cómo lo consigue? “Yo diría que el conocimiento científico es objetivamente atractivo. ¿Cómo no va a ser atractivo entender por qué brilla el sol, cómo funciona el universo o dónde reside la consciencia humana? Vivimos en una sociedad cada vez más científico-tecnológica. Tener unas nociones al menos básicas de ciencia es fundamental para entender no ya el universo, sino nuestro mundo, nuestra sociedad”.

De ahí mi empeño en romper el enfrentamiento entre letras y ciencias, algo con lo que José Antonio se muestra de acuerdo: “Lo de ser de ciencias o de letras es algo que deberíamos empezar a desenterrar de nuestro vocabulario. Al fin y al cabo, no deja de ser una coartada para justificar que, o bien no se sabe qué es un electrón, o bien no se sabe nada del Siglo de Oro. La cultura es una. Y, del mismo modo que en nuestro país todos sabemos más o menos algo de Cervantes y su obra, deberíamos saberlo también de Ramón y Cajal y su obra”.

Es básico, también, hablar de la faceta como novelista de Pérez Ledo. Dos novelas de título largo en las que se mezclan la comedia, el amor y el desamor. Como en la vida misma. ‘Esto no es una historia de amor’, leída hace un par de años, me encantó tanto que la he regalado a dos o tres personas de confianza, sorprendidas de que hubiera más risas, ternura y cotidianidad que sangre, odio y violencia en su trama.

Este verano, aquejado de tempestuosas inquietudes existenciales, leí ‘Un lugar al que volver’ y pueden creerme si les digo que tuve la sensación de que estaba escrita para mí. Es la gran virtud de José Antonio Pérez Ledo: sus personajes, sus tramas y escenarios son tan radicalmente contemporáneos, actuales y creíbles que sientes que todo lo que cuenta te podría pasar a ti.

Terminamos haciendo referencia a otra de las características que definen su estilo: la sátira, empleada habitualmente en sus artículos periodísticos. ¿No le da ‘regomello’ que haya lectores que se tomen en serio sus series de disparatados consejos en la prensa? “Desde que empecé a escribir sátira, hace ya más de una década, siempre ha habido gente que no ha entendido la sátira y la ironía. Gente, en definitiva, sin un sentido del humor totalmente desarrollado, capaces de descodificar un chiste de Lepe, pero incapaces de interpretar una estructura humorística compleja como la ironía. El problema no es que esa gente exista. El problema es que les hagamos caso”.

Jesús Lens