Les confieso que me acongojé. Me acongojé cuando leí la información de José Antonio Muñoz sobre la Orquesta Ciudad de Granada y que ‘el Ayuntamiento había denegado a la Asociación de Amigos de la OCG la utilización del Cuarto Real para el ciclo de conferencias que forma parte de los actos con los que conmemoran el 25 aniversario de su creación’.
Una denegación comunicada de forma precipitada, ‘a consecuencia de un escrito publicado por la Asociación en IDEAL criticando la inacción institucional’.
Me acongojé porque ayer domingo teníamos previsto el colofón a Granada Noir en el propio Cuarto Real con las actividades para cientos de críos, organizadas por Mercedes ‘Little’ Salvador. Me acongojé porque, el sábado, el cuerpo me pedía escribir la palabra CENSURA, con mayúsculas, y me dio miedo que una airada llamada de teléfono diera al traste con el trabajo de meses y meses.
La información de José Antonio Muñoz me parece de lo más grave y demencial que ha pasado en esta ciudad en los últimos tiempos. Y miren ustedes si han pasado cosas… ¿Cómo puede cancelarse una actividad programada en un espacio público, de todos los granadinos, por tanto; porque a alguien no le haya gustado el contenido de una Carta al Director?
Lo primero, ¿quién ha dado las instrucciones para cerrarle las puertas del Cuarto Real a la Asociación de Amigos de la OCG? ¿Con qué excusa? Porque razón no hay para ello.
Lo segundo y no menos importante: ¿será posible que termine ejecutándose una cacicada de este calibre en la Granada del siglo XXI? ¿De verdad? ¿En serio? Me parece algo inconcebible.
Estamos en uno de los momentos de mayor desprestigio de la clase política. Cada vez están más pendientes de sus cuitas y rebatiñas, de sus problemas personales y sus negociaciones partidistas; que de las necesidades de la ciudadanía.
Esperemos que la oposición municipal, PSOE y Unidas Podemos, se interese por esta cuestión. ¿De verdad vamos a permitir que una Carta al Director de IDEAL criticando la desidia institucional conlleve una venganza tan vergonzosa, miserable y cicatera? No lo quiero creer.
Jesús Lens