Juan Jesús García hacía ayer una excepcional crónica de la clausura de los Conciertos de las 2, promovidos por Cervezas Alhambra en diversas ciudades españolas, Granada entre ellas, por supuesto. Y a este magno evento dedico mi columna de hoy en IDEAL.
La velada musical que la empresa cervecera nos regaló en el Palacio de los Córdova fue uno de esos lujos que difícilmente olvidaremos, con algunos de los mejores grupos y artistas de Granada en formatos y registros muy diferentes a los suyos habituales.
Lean, lean la crónica de Juanje para hacerse una idea. Pero yo hoy, de lo que quiero hablar no es tanto de la música cuanto del acto en su conjunto, de ese puñado de horas mágicas que pudimos compartir en un enclave exquisito y privilegiado.
Entrar al Palacio de los Córdova y encontrar un Paseo de la Fama dedicado a los grandes nombres del pop-rock local ya te predisponía a disfrutar tanto del contenido como del continente de la velada, con el Carmen vestido de gala para la ocasión: ¡hasta tres escenarios diferentes, en uno de los cuáles, el agua era la gran protagonista!
El cielo rabiosamente azul, el sol pegando fuerte y la Alhambra como centinela invitaban a que la cerveza corriera generosamente. Y corrió. ¡Vaya si corrió! Esa cerveza cuyo primer trago sigue siendo uno de esos grandes placeres sencillos de la vida…
El caso es que la combinación de música y cerveza en un enclave tan singular hacía que los encuentros, saludos y corrillos resultaran de lo más frescos y estimulantes. ¿Cuántas ideas, nuevos proyectos e inusitadas iniciativas se habrán alumbrado a lo largo de la tarde del viernes 16 de septiembre, en Granada? Juraría que un buen número de ellas.
No les voy a contar, por la parte que me toca, con cuánta gente tuve la ocasión de echar un rato, como decimos coloquialmente, entre concierto y concierto. Hablando de Granada Noir, de música, de literatura, de cine, de arte y de periodismo. Entre otras cosas.
Cuando se acercaba el ocaso y la música ya había dejado de sonar, seguían multiplicándose los encuentros. A esas horas, aunque todavía quedara claridad mental, ya resultaba algo más difícil modular las palabras. Una mezcla de ronquera y pastosa lengua de trapo invitaban a ir dando por concluida una jornada memorable que multiplicará por cien sus efectos creativos, algo que siempre resulta en beneficio de todos.
Jesús Lens