Vamos con otra de tebeos. Pinché el disco de Salif Keita y, al ritmo del «Tekeré», canción que sí había oído, pero que me fascina, empecé a leer un álbum naranja que, se devora en diez atropellados minutos. No más. Aunque después se vuelve al mismo, para paladear cada viñeta. Despacio.

«El libro de los conejitos suicidas», de Andy Riley es una pasada auténtica. La verdad es que Talía y yo ya alucinamos cuando Lillian nos enseñó dos o tres de las subversivas viñetas que lo componen. Unas auténticas animaladas, en todos los sentidos de la expresión. Y mira que el dibujo es básico y simple…
Pero la pregunta es, por supuesto, ¿resulta legítimo descojonarse a lo bestia de un tema tan teóricamente serio como es el suicidio?
Porque, créanme, Riley es un salvaje que se inventa las formas más sofisticadas, cafres, dolorosas, imaginativas y crueles que existen para propiciar el suicidio de sus conejitos. Y, como en las mejores películas de terror, no puedes evitar mirar unas imágenes que, por un lado, hieren tu sensibilidad, pero por otro, te obligan a no despegar la vista de la imagen.
Y, además, te llevan a prorrumpir en carcajadas salvajes, políticamente incorrectas como ninguna.

Y no sé si está bien reírse de algo tan serio como la muerte y el suicidio, la verdad.
¿Qué opinan?



Jesús Lens, auténticamente acojenado.
Comentarios
15 respuestas a «CONEJITOS SUICIDAS Y CABRONES»
Jajajaj brutales, pero reirse de la muerte es como reirse del mismo diablo en su cara… yo casi me río a escondidas vayamos a leches..
Besillos
Sólo lo genial se subversivo. O al contrario. Impresionante Alter. Un estímulo para la imaginación que casi me ha hecho dar un brinco de la silla. Tan siniestro y tan divertido.. ¿ Cómo es posible ?
pues si te soy sincero jesus, no me han hecho ni pizca de gracia aunque reconozco que tiene ingenio
Pero Antonio, eso puede ser porque estás hipersensibilizado estos días… a mí me parecen brutalmente divertidos.
Alter, efectivamente. Un tema para la reflexión: ¿sólo lo subversivo puede ser genial? Gran interrogante.
Néfer, ciertamente, es provocar al Diablo, pero, ¡demonios! vamos a provocarlo y a hacerle burla!!!!
Sepas que cuando te pasé los libros lo hice con cierta prevención porque la verdad es que el temita da que pensar (y poco me imaginé que aparecerían en tu blog!) Es interesante leer las reacciones de la gente ante semejante propuesta.
«La Siniestra Susie y Otras Historias para Gente Rara» de Angus Oblong.
Con ese título tan elocuente, no es necesario comentario alguno.
Solo podria ser mas divertido si fuesen ewoks
Lillian, espero que no te moleste que haya sacado a los conejitos de la chistera, pero es que son tan, tan, tan…
Blanca, sin duda, apunta maneras. Rash, ¿me lo pillas?
Por cierto Rash, tu viaje a Tokio te ha devuelto de un insensible…
no solo hay conejitos blancos suicidas , los hay rubios peleones..otros pelirrojos peligrosos y que decir de los rasuraditos tatuados… todos tienen su encanto! eso si , vivitos mejor..
Conozco otros que desde el dibujo y el humor han tocado el tema del suicidio y ninguno me había gustado como me gustó éste.
¿Será negocio abrir una línea telefónica de apoyo emocional para conejos suicidas?.
En cuanto a reírse de este tema, no sé, ¿que deberíamos hacer? ¿solamente entristecernos? Yo creo que la existencia de estos conejitos tiene pinta de ser el mal menor, si es que damos por hecho que está mal (hecho del que no estoy tan seguro).
Supongamos que Andy Riley quiere decididamente suicidarse y consigue no hacerlo mediante la creación del libro: El libro de los conejitos suicidas. ¿Qué hacemos? «Matate ya, cabrón, y deja de promocionar el suicidio de conejos».
Me da la sensación de que yo prefiero tomar café con un tipo que dibuja conejitos simpáticos, acaso responsables únicamente de querer morir, antes que tomar café con los tipos que inventan, fabrican, venden y colocan, por ejemplo, minas.
Se me ocurre ahora (y pido perdón porque escribo esto sin haber reflexionado sobre el tema ni un poquito) que lo que aturde quizás es darse cuenta que en la realidad los conejos no se suicidan y sí en cambio la personas. Que los conejos no matan personas y sí al revés.
Impresiona la cara serena que muestra el conejo ante la inminencia del fin. Sospecho que no es fácil identificarse en esa postura.
Uf, me encantaría seguir, pero voy a parar acá.
Saludos.
Martín, ahí le has dado. Esa serena cara de resignacion ante lo inevitable… justo cuando lo inevitable lo han provocado los propios conejitos.
Uf.
Da para una larga reflexión este tema.
Y sí. Hay que reirse hasta de la propia muerte. Sin duda. Aunque sea duro y parezca morboso.
BR, jajajajaja! Rasuraditos, vivitos… y coleando ¿no?
[…] Por Andy Riley, el de los Conejitos Suicidas: […]
sencillamente lo maximo estos conejitos…
creeras que sea posible que me pasen ese librito n.n me encantan los conejillo son divertidisimos n.n aunque u.u el suicidio real no es meramente algo simpatico
Apestan!!