Hace unas semanas estaba desayunando al sol, aunque no era lunes, cuando recibí la llamada de un genio. Porque para mí, Sergio García es eso, un genio. ¡Lo que tiene en esa cabecica, señor, señor! Me llamaba para algo peregrino y disfrutón: hablar de baloncesto. Estaba trabajando en una de las míticas portadas de la revista The New Yorker, con los Knicks y el Madison Square Garden, y nos enredamos a charlar de rivalidades y colores de camisetas. Lo puedo contar porque la revista ha salido ya. ¡Y qué portadaca, con el equipo de la Gran Manzana enfrentándose a los Bulls de Chicago, nada menos!
Volví a hablar con Sergio hace un par de días y volvió a contarme incontables cosas. En el sentido de muchas… y de que no se pueden contar. Todavía. Porque Sergio es una máquina, también, de que le pasen cosas interesantes, imán para chuladas.
Por ejemplo, ¿sabían ustedes que su obra más reciente estuvo expuesta —y vendida el primer día— en ARCO, la feria de arte contemporáneo de Madrid? ¿Y que una segunda pieza de su tríptico dedicado a ‘Lilith’ va a estar en Art Basel Hong Kong 2023, dentro de unos días? Resulta que Sergio ha firmado por la galería de arte Cayón, que representa a artistas como Palazuelo, nuestro José Guerrero, Chillida o Yves Klein, entre otros muchos.
Además, tiene el soberbio encargo realizado por el Gran París Exprés para darle vida pictórica a la estación de Saint-Denis Pleyel. Deseando estoy de ver uno de los paneles en concreto, cuya idea me parece arrebatadora. (Aquí, más información) Y recordemos, hoy que se celebra el Día del Cómic, que Sergio ya está en la recta final de su tebeo con Antonio Altarriba dedicado a los niños soldado. Hablamos de ello AQUÍ.
Todo lo que he visto de ese trabajo me hace presagiar una obra magna, trágica y dolorosa, aunque espero que también tenga un punto de esperanza.
Jesús Lens