Estos días nos han mandado a Gravite todo un carné de mecenas. Resulta que participamos en el crowdfunding que ha organizado la Fundación Fajalauza en Hispania Nostra para proteger y conservar la tradición artística y artesanal de la popular cerámica y su famoso horno hispano-árabe y, de golpe y porrazo, nuestro festival se ha convertido en todo un mecenas. Mecenas chiquitillo, que para eso hablamos de una campaña de micromecenazgo, pero mecenas al fin y al cabo.
No sé a ustedes, que seguro que también detestan los anglicismos, pero a mí me gusta la expresión ‘crowd’ de la palabra original. Multitud. Suena a algo grande, aunque sea pequeño. Apela al concepto popular de gente unida: muchos pocos consiguen un mucho. Lo siento, pero la variante española que se ha impuesto, micromecenazgo, no le hace justicia.
Échenle un ojo a la web www.fajalauza.org, tan bonica. Y ya verán ustedes, en la parte dedicada a la Fundación, los sensacionales dibujos de Enrique Bonet, uno de los mejores embajadores de la causa cerámica, tan granaína como la Alhambra, las tapas y la mala follá.
Ojito con lo de Fajalauza. Vayamos a que se nos esfarríe y luego todo sean lamentos, lloros, llantos y crujir de dientes. ¡Háganse mecenas y/o compren piezas de una de las cerámicas con más personalidad del mercado! Son historia y belleza, pero también trabajo y riqueza.
Y otro crowdfunding al que me he apuntado, éste artístico. Se trata del número 1 de una nueva revista semestral de cómics: Bachi-Buzuk, (ver AQUÍ el crowdfunding) que promete diferentes historias autoconclusivas de varios genios de los tebeos patrios. Está en Verkami y falta poco para que se termine. Solo por leer ‘Federico García Lovecraft’, de Santi Arcas, dedicado al poeta granadino, pero con tentáculos, ya merece la pena comprar por anticipado la revista. O lo del cyber-noir, solo para tus ojos biónicos.
Hay vías alternativas de financiación de proyectos hermosos que apelan al compromiso de la gente. Ya que no podemos ser grandes mecenas de las artes y las letras, unámonos para sacar adelante iniciativas que nos gusten y en las que creamos por una cantidad de dinero más o menos simbólica, pero siempre importante. Una pequeña-gran revolución en marcha silenciosa.
Jesús Lens