Leyendo «Cuando el rojo es negro», de Qiu Xiaolong, me encuentro con estas célebres palabras, del poeta inglés John Donne, recogidas por el Maestro Hemingway al principio de su famosa novela,: «Ningún hombre es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es una pieza del continente, una parte de la tierra… la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la Humanidad. Por consiguiente, nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas; doblan por ti.»
Gracias al atento lector Rodrigo Escobar por corregir mi error.
En ese sentido de las palabras de Donne, los Cuaversos de hoy nos llegan a través de La Parida de Andreu Martín, como cortesía de Vicente Carballido.
GENTE
(Evgeni Evtushenko)
No existen hombres poco interesantes.
Sus destinos son como historias de planetas.
Cada uno es único, solo, él solo,
No hay nadie más que se le parezca.
Y si alguien ha vivido en silencio,
Feliz en su rincón,
Su misma insignificancia
Lo ha hecho interesante.
Cada cual posee un mundo secreto, muy suyo,
Donde se esconde el mejor instante,
Donde se esconde la hora más terrible.
Pero nosotros no lo conocemos.
Y si un hombre muere,
Muere también su primera nevada,
Y el primer beso, y el primer combate…
Todo se lo lleva.
Sí, quedan libros y puentes,
Máquinas y telas de pintores,
Sí, muchas cosas se quedan aquí
Pero algo se va.
Así es la ley de este juego sin piedad.
Desaparecen mundos, no personas.
Los hombres, pecadores y terrenales, los recordamos,
Pero, en realidad, ¿qué sabíamos de ellos?
¿Qué sabemos nosotros de nuestros hermanos, de nuestros amigos?
¿Qué sabemos de nuestra persona amada?
Incluso de nuestro padre,
Sabiéndolo todo, no sabemos nada.
Se va la gente, no podemos recuperarla.
No podemos hacer renacer sus mundos secretos.
Y cada vez,
Tengo ganas de chillar ante tanta impotencia.