DE ROCA, AL SANTUARIO, PASANDO POR LANJARÓN Y LAS MAGIADERÍAS

Ayer nos estrenamos en una cena de Estrellas. De estrellas Michelín. En un macrohotel de Monachil operaba el equipo gastronómico del restaurante La Roca, de El Ejido. Fue una cena grata, llena de platos grandes con contenidos más pequeños, pero selectos. La pena es que fueran cicateros con el vino, pero pasamos una velada de lo más agradable, con Pepe, Panchi y Álvaro, amigos del buen comer, el mejor beber y, sobre todo, del más placentero vivir.

Tartar, pichones, tosta de calamares, una aceituna con Martini (que no un Martini con aceituna) y un largo etcétera de platos que nos condujeron, después, a la Chana, a Santuario, una terraza de verano en plan ibicenco, chill out, camas, piscinas y múltiples barras al aire libre donde dimos cuenta de unos cuantos Charros Negros, entre planes de futuro, convocatorias, bromas y cachondeos.

Lo que bebimos, desde luego, era de buena calidad. Si no, ahora, sería un Ecce Homo. Sábado de relax, tranquilidad, lectura y sofá. Y haremos unos kilómetros rápidos para no perder la tensión de las piernas, anticipando un domingo que amanecerá temprano, para ir a correr a Lanjarón. Una carrera más del Circuito de Fondo de la Diputación, 18 kms. y medio con sus cuestas arriba y abajo, por parajes alpujarreños, entre el pueblo del agua y la vecina Órgiva. Y vuelta.


Supongo que aprovecharemos el viaje para tomar unas viandas típicas del lugar, con Javi y, si se quedan, algunos de Las Verdes antes de, por la tarde, pasarnos por Vegas del Genil, a ver las Magiaderías de MagoMigue y Santi Rodríguez, en la Carpa Municipal.

Un fin de semana variado, movido, distinto y no sé si singular, pero desde luego, grato, agradable, relajado y completo.

Seguimos on line.