Resulta paradójico que, en la historia de Granada, se recuerde al famoso Tripartito de Moratalla como algo muy parecido al infierno cuando, según la lógica electoral del futuro inmediato, nuestro próximo alcalde necesitará el respaldo de, al menos, tres formaciones políticas diferentes.
Los portavoces de cada formación, oficiales u oficiosos, sostienen que les salen las cuentas. Imagino que utilizarán una de aquellas indescifrables calculadoras científicas del BUP porque a mí, con la del móvil, no me cuadran los 27 concejales. Quico Chirino, que de esto sabe lo suyo, dice que a él le salen 40. Y no. Va a ser que no…
Si Paco Cuenca quiere repetir, necesitará el apoyo de la confluencia de Cambril, pero es poco probable que, ni por esas, lleguen a sumar los 14 concejales. La gran incógnita es saber si Vamos Granada y/o Centrados por Granada sacarán concejal o solo arañarán unos cuantos miles de votos. Y si, de sacar concejal, apoyarán al PSOE.
En las derechas, la cosa es parecida. Dando por descontado el pacto entre Sebastián Pérez y Luis Salvador, la gran incógnita es saber qué harán si necesitan el voto de la ultraderecha para ser alcalde, uno u otro. Y qué exigirá la extrema derecha a cambio, posibles cabezas de cartel incluidas. ¡Eso sí que iba a ser un Tripartito, uno y trino!
Mientras, la campaña agoniza y hace agonizar a la gente, saturada de promesas, debates y discursos electorales. La decisión de Susana Díaz de adelantar sus elecciones nos ha obligado a tragarnos tres campañas seguidas y esto no hay cuerpo -ni cerebro- que lo soporte.
Más que nada porque lo realmente duro y complicado comenzará el domingo por la noche, a eso de las once, cuando se conozca el reparto definitivo de concejalías y haya que sentarse a negociar, sobre todo y en primer lugar, los planes económicos para sacar al Ayuntamiento de la ruina.
De ahí mi perplejidad de estos días al ver la campaña polarizada entre dos quimeras: el Gran Túnel de la Gran Granada y el desembovedado del Darro propuesto por PIUA que, con el Corredor Verde, sí había acertado de pleno. ¿Serán los tripartitos los que hagan pisar tierra firme a los concejales electos?
Jesús Lens