Tenía curiosidad por conocer qué le regalaría Pablo Iglesias a Obama, durante su breve encuentro en la base de Torrejón. Y me ha gustado la elección, sí. De hecho, lo primero que empezó por gustarme es que el líder de Podemos haya acudido a la cita programada con el presidente de los Estados Unidos. Y es que, cuando vi la etiqueta #ObamaGoHome, impulsada por el Partido Comunista y otras corrientes de IU, me temí lo peor. Y a ello dedico mi columna de hoy, en IDEAL.
Reconozco que sentí un punto de nostalgia con lo del Go Home, acordándome de la visita de Clinton a Granada y del famoso monolito que le dedicó Díaz Berbel, habitualmente vejado y pintarrajeado por los visitantes al Mirador de San Nicolás.
Me pareció tan ridículo lo del #ObamaGoHome, tan obsoleto y fuera de lugar, que me sirvió para comprender, con claridad meridiana, el bofetón electoral a Unidos Podemos. ¿Cómo pueden ir de la mano una formación que aspira al Cambio con otra que sigue siendo guardián de la esencias?
Si hay un pensamiento rancio, anticuado y con olor a naftalina, es del antiamericanismo a ultranza representado por el #ObamaGoHome, que canta de tal manera que debería ser causa suficiente para la disolución de ese matrimonio de inconveniencias entre Izquierda Unida y Podemos.
Iglesias ha sido lo suficientemente juicioso como para no hacer el ridículo y acudir a la cita con Obama. Y, esta vez, también ha habido libro de por medio: «The Lincoln Brigade. A picture history».
Una elección muy acertada, por cierto. Y también me ha gustado la dedicatoria: “Los primeros estadounidenses que vinieron a Europa a luchar contra el fascismo fueron los hombres y mujeres de la Brigada Lincoln. Transmita, por favor, al pueblo estadounidense la gratitud de los demócratas españoles por el ejemplo antifascista de aquellos héroes. Entre ellos estaba Oliver Law, el primer afroamericano que comandó tropas estadounidenses. En memoria de aquellos héroes. Un abrazo, presidente Obama”.
Estos son los gestos que diferencian a una izquierda que vive en el mundo contemporáneo y que quiere ser actor y partícipe en su devenir de esa otra izquierda, anclada en el pasado siglo XX por siempre jamás.
Vino Obama. Y tan pronto como vino, se fue. Una visita fugaz que, más allá de palabras y gestos, le ha reportado un interesante libro de historia hispano-norteamericana que todos haríamos bien en leer.
Jesús Lens