Ha llegado el nuevo e hiperpublicitado disco de El Cigala. Le quitamos el celofán, lo metemos en el chismo correspondiente, le damos al play y suena un piano. Al segundo siete de la canción, entra la poderosa voz del cantaor con “Si yo te contara”. Unas estrofas y, al minuto y medio, calla la voz y hablan las teclas del piano.
Casi, casi, casi la misma, idéntica estructura con que arrancaba el célebre “Lágrimas negras” de El Cigala y Bebo Valdés, con la maravillosa “Inolvidable”. Y, sin embargo, nada es lo mismo. La primera y más perceptible ausencia es la del grandioso fraseo de Bebo. Para esta segunda aventura bolerístico-jazzera, El Cigala se ha rodeado de grandes músicos y el resultado, por supuesto, es brillante. Pero falta la magia. Falta esa intimidad dialogada entre el piano de Bebo y la voz de Diego. Porque si “Lágrimas negras” era un hermoso diálogo interoceánico, intergeneracional e intercultural, éstas dos lágrimas son un exquisito monólogo de El Cigala, una pieza muy apreciable que, sin embargo, nos deja un regusto agridulce. ¿Qué pasó con la que debiera haber sido, de verdad, la segunda parte de “Lágrimas negras”? A raíz del éxito del disco propiciado por Fernando Trueba, se escribió de todo. Hasta, incluso, que estaba grabado, íntegro, pero congelado en los despachos de los abogados de las productoras, encadenado y amordazo por problemas de derechos de autor, royalties, etc. ¿Alguien sabe algo de todo esto, de verdad? ¿Problema de egos? ¿Problema de dineros, que viene a ser casi lo mismo?
Para quiénes vibramos y nos emocionamos con “Lágrimas negras”, que lloramos con su arrebatadora versión del “Suspiros de España”, incluida en la edición en DVD, que nos hizo pasar noches de insomnio al son de su música; la edición de “Dos lágrimas” no nos satisface, no nos colma, no nos llena.
Que conste que la iniciativa de El País de vender por 10 euros este disco me parece un acierto, que es muy bueno, que su presentación es modélica, que las versiones de “Si te contara”, “Dos gardenias” o “María de la O” son muy hermosas, que las colaboraciones de Tata Güines o Jumitos suenan de maravilla y la inclusión en algunas canciones de samplers históricos está perfectamente integrada; pero que echamos de menos, añoramos y no podemos olvidar los mágicos dedos del glorioso Bebo Valdés. ¿Se imaginan que “El padrino II” hubiera contado con todo el elenco artístico de “El padrino”, pero sin Al Pacino? ¿O que, para la vuelta de Indiana Jones, se hubiera jubilado a Harrison Ford? Pues, a quiénes tenemos en un altar las “Lágrimas negras” de Bebo y El Cigala, nos pasa lo mismo con estas “Dos lágrimas”, lágrimas que son de autoría exclusiva del fenomenal cantaor.
Y es que no. Sin Bebo no puede entenderse la continuación de aquel prodigio milagroso que se produjera una vez y que ya sabemos que nunca más volverá a acontecer. Lástima. Jesús Lens Espinosa de los Monteros. |
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