Vale que está manida y trillada, pero la máxima de Nietzsche sigue pareciéndome tan poética como profética: ‘si miras fijamente al abismo, el abismo te devuelve la mirada’.
El Brexit, por ejemplo.
En las últimas semanas, seguir la actualidad del Brexit es más interesante que cualquier serie de Netflix. Es como ‘Juego de Tronos’, donde la noche es oscura y alberga horrores, pero con más giros de guion. Cada día, una nueva votación. Una propuesta diferente. Una nueva negociación.
¿Estará contabilizando la UE el número de horas que sus funcionarios llevan dedicados al Brexit, desde el infausto 23 de junio de 2016? ¿Sabremos alguna vez lo que estarán costando, en euros, las negociaciones para la salida -o no- del Reino Unido de la Unión?
Llega un momento en que el yo más irascible y visceral que todos llevamos dentro, sobre todo si le hemos animado con unas birras y unas bravas, se inclina por el célebre Q-S-Vyn-D-n-Pt-Vz, acompañado de todo tipo de epítetos, insultos y palabras malsonantes. Un que-les-den tan pasionalmente sentido… como cerebralmente sinsentido.
Porque con el Brexit perdemos todos. ¿Leyeron el reportaje de Antonio Sánchez en el IDEAL del pasado domingo? Una excelente pieza repleta de análisis numéricos sobre los riesgos para nuestra tierra de llegar al 29 de marzo sin un acuerdo entre el Reino Unido y la UE. Acuerdo o prórroga, lo que ustedes prefieran.
Hasta un 1% del PIB provincial se puede ver afectado por un Brexit a las bravas. 150 millones de euros en juego, contantes y sonantes. La cifra es bien elocuente: uno de cada cien euros que se mueven anualmente en nuestra provincia tienen relación con Reino Unido y se verán afectados por el Brexit.
Pero más allá de las macrocifras que generan las importaciones y las exportaciones, está la gente. Las personas. Los vecinos. Los británicos que viven y trabajan en nuestra tierra y los miles y miles de nuestros compatriotas que residen y curran en el Reino Unido. Y los estudiantes, claro. Y los profesores. Las universidades.
Sí. Es cierto. Estamos del Brexit hasta más allá del colodrillo. Pero, en beneficio de todos, ojalá que se consiga el mejor acuerdo posible.
Jesús Lens