Me da que esta reseña de «El caso de las dos ciudades», de Qiu Xiaolong, publicado por Almuzara, os va a sorprender.
Dejo el comienzo:
Nunca he sido capaz de practicar eso de la relajación, la respiración abdominal en ocho tiempos, el yoga o la meditación. Alguna vez que me he acercado a esas disciplinas, desde lejos y con mucho pudor, he acabado en un bar, tomando una caña y pidiendo tapa de panceta.
Y, sin embargo, tiene que ser algo muy grande, eso de sentir paz espiritual y demás zarandajas que nos suenan a chino mandarino y oriental. Porque, cada vez que siento algo de ansiedad, angustia o agobio, me voy a mi biblioteca, cojo una de las novelas de Qiu Xiaolong, me tumbo a leer y las pulsaciones bajan, la respiración se serena y, en pocas palabras, me siento mejor.
Y otro parrafillo de enmedio, más zen:
Disfruto leyendo proverbios de la ancestral cultura china: “Habrá un camino por el que los carros puedan alcanzar las montañas” o “A veces no decir expresa mucho más que el mero decir”.
El resto AQUÍ, que nos encanta tener webs y blogs, hermanos de sangre, en los que publicar nuestros desvaríos. Venga. Pinchen y que comience la Balacera…
Jesús «Bullets» Lens