He esperado impacientemente toda la semana para conocer el futuro que el Ayuntamiento reserva al Centro Cultural de Puerta Real que, durante los últimos 30 años, ha sido referente imprescindible para los amantes del arte. En vano, por supuesto, que este consistorio ha hecho ley de incumplir plazos, citas y convocatorias.
Quitarle a CajaGranada Fundación la gestión de Puerta Real es una decisión que, la miremos por donde la miremos, resulta lesiva para los intereses de la ciudadanía. Según el concejal Olivares, ha sido por cuestiones técnicas y jurídicas, excusa desmentida por su socia de gobierno, Eva Martín, quien no ha dudado en señalar que se podrían haber estudiado fórmulas para renovar la colaboración, pero que han preferido no contemplarlas.
Resulta lesivo porque, o bien se rebaja el nivel de las actividades desarrolladas en el Centro, o bien le costarán una pasta gansa a un Ayuntamiento que, no lo olvidemos, está en la ruina. Lo más probable, de hecho, es que ocurran ambas cosas.
El nivel de relaciones y alianzas de CajaGranada Fundación con otras empresas e instituciones es envidiable. Ahora mismo tiene en cartel muestras en colaboración con Endesa, Cajasol y Granada Noir y, dentro de poco, llegará una magnífica muestra de belenes de la mano de Bankia. Además, el personal especializado de la Fundación mantiene unos inmejorables contactos con comisarios y coleccionistas de toda España y con los mejores artistas de Andalucía, lo que ayuda enormemente a conseguir exposiciones y obras soberbias en unas imbatibles condiciones.
A todo ello renuncia el Ayuntamiento de Granada, sin que haya explicado por qué. ¿Cuánto va a costar, técnica y humanamente, la nueva equipación del Centro de Puerta Real, una vez se marche la Fundación?
Es posible que el consistorio se lo ceda a alguna otra institución o que se traiga debajo del brazo algún patrocinio. Sería estupendo, claro que sí. ¿Pero no podría emplear esos recursos en poner en producción cultural cualquier otro de sus múltiples equipamientos? ¿No sería mejor enriquecer la oferta artística granadina, en vez de empobrecerla? A este paso, el 2031 está cada vez más lejos.
Jesús Lens