El Debate del Lunes, que iniciamos el 11-M, lo planteamos en un tono salvaje y desmedido, rojo sangre, recordando pasajes de libros y películas.
Por ejemplo, éste:
“Vean, una vez de camino a Brasil vi que el océano de tan oscuro de sangre estaba negro y el sol se desvanecía en el cielo. Estábamos en Fortaleza y unos pocos nos pusimos a pescar. Yo fui el que pescó primero. Era un tiburón. Luego hubo otro. Y otro tiburón más. Todo el mar estaba lleno de tiburones y cada vez había más. Ya no había nada de agua. Mi tiburón se desgarró con el anzuelo y su olor, o quizá su mancha y su desangramiento enfureció al resto. Las bestias empezaron a comerse entre sí. En su enardecimiento se devoraban a sí mismas. Se sentía el afán de matar como el viento punzando en los ojos. Y se podía olfatear la muerte hediendo en la mar.”
Vamos, incluso, más allá:
“Pero en la espumosa confusión de sus combatientes invitados, los tiradores no siempre pueden dar en el blanco; y esto reveló nuevos aspectos de la increíble ferocidad de sus adversarios. Comenzaron a dar viciosas dentelladas, no a las tripas de sus compañeros, sino que, como arcos flexibles, se retorcían y mordían sus propias entrañas, hasta que parecía que una misma boca tragaba esas entrañas una y otra vez, para que volvieran a salir por la herida abierta.”
Aún así, ¡feliz semana!
(Si tal es posible)
Jesús debatiente Lens