Esta fotografía se titula «El guardián del camino», fue tomada en el Desierto de Sonora, México, por Graciela Iturbide, y me encanta.
Ahora bien: ¿Quién es el Guardián del Camino? ¿Por qué está allí? ¿A dónde lleva el Camino? ¿Quién podrá pasar y a quién le será vedado el tránsito?
¿Nos animamos a contar una pequeña historia, en no más de cien palabras, sobre el Guardián del Camino? Lo que a cada uno se le ocurra sobre cualquier cosa que le sugiera la foto…
Jesús Lens, pasando palabra.
Comentarios
12 respuestas a «EL GUARDIÁN DEL CAMINO»
Se puede intentar, pero déjame el puente por delante.
Rigoletto
PS Si conoces al responsable de la exposición que hoy comento en mi post, le das la enhorabuena y las gracias de mi parte.
Creo que es Paco Taibo II.
Jajajaja. PIT II un tanto desmejorado.
Anímate Rigoletto. Esta tarde lo miro!!
lo mejor? las nike, pressiossasss !!!
No quise hacerme preguntas, solo quería seguir por mi camino, pero aquel hombre de mirada huraña me lo impedía. Aún así hice acopio de toda mi valentía para pedirle que se apartase a un lado para que yo pudiera pasar. Hice el gesto de dar media vuelta y marcharme cuando de repente me propuso avanzar por el. Miré hasta donde la vista me llegaba pero no vi nada que me incitase a seguir. Así que denegué con la cabeza y di media vuelta. Decididamente ese camino no era mi camino, no todavía.
Muy bien, Kaperusita. Muy sugerente.
Rigoletto
A ver si nos animamos con esta historia. Yo el primero. Bien, Kaperusita, bien. Yo no sé si sería capaz de asomarme y darme la vuelta. Quizá sí de esperar a la entrada, a ver qué pasa.
Ahhh pero recuerda que yo no creo en los y si….o sea, no tengo esa curiosidad solo me dejo llevar por mi instinto y si no lo veo claro me doy media vuelta. De todas formas la media vuelta me la doy porque……hay caminos que no tocan recorrer de momento. A buen entendedor pocas palabras bastan
Muy pocos se dieron cuenta.
Y esos pocos alcanzaron lo más sublime.
Ya en mi vejez, humildemente solicité al dios Moctezuma el privilegio de ocupar aquel trono. Y, lejos de considerar aquello como una infamia, mi plegaria fue atendida.
Y allí me vi, esperando la llegada de personas que casi siempre huían, se asustaban, sólo en ocasiones se acercaban, y casi nunca me hablaban.
Los pocos que lo hacían, los que se paraban y platicaban, tenían el privilegio de conocer la magia de aquel camino, amparados por los dioses, serían testigos de lo que realmente ocurrió en la Noche Triste.
Muy pocos se dieron cuenta.
«Me llamo José Arcadio Buendía y vivo solo en Macondo desde hace cien años. Me he plantado aquí, en medio del camino, sentado en el sillón que le compré a Melquiades, porque me han dicho que la Hermandad de Cantillana quiere montar cerca una sucursal del Rocío y por aquí esos no pasan. Mi soledad no la van a turbar después de tanto tiempo esos cantamañanas con tanto polvo del camino y tantas noches con el tío del tambor, ni hostias. Y encima los de Canal Sur dudando si mandar a María del Monte o a Juan Imedio: ¡Ni hablar!»
Ya nos hemos sumado a esta iniciativa. No paras de darle vueltas al coco, Jesús
Ahí, ahí, aportando y generando creatividad!!! Qué nos gusta!!!1 Maravillosas aportaciones. Alberto, que tenemos que estar siempre activos. Ya lo sabes
Gracias por sumarte!!