EL JUEGO DE LA LUNA / PARKER

Vale. Los dos tebeos de los que voy a hablar no tienen nada que ver entre sí. Aparentemente. Más allá de estar editados por Astiberri, quiero decir. Y no tienen nada que ver porque “El juego de la luna”, de Enrique Bonet y José Luis Munuera, es un cuento, en el mejor sentido de la acepción. O, mejor dicho, la revisitación y actualización de esos cuentos infantiles en los que los personajes transitaban por bosques amenazantes y ominosos en los que enigmáticos castillos reclamaban su atención.

Y “Parker. El cazador”, por su parte, es una fantástica historia negra y criminal que parte de un texto clásico de Donald Westlake y que ha sido adaptado e ilustrado por Darwyn Cooke.

¿Qué tienen que ver, además de su sutil blanco y negro en los dibujos, estos dos cómics?

Pues que ambos me fueron suministrados por mi camello particular de tebeos, ese Gran Rash que a veces se cansa de pasarme material del bueno para que yo lo arrumbe en la siempre creciente estantería de “pendientes de leer”, sin que le vuelva a hacerle ni pícaro caso.

El caso es que Rash me venía recomendando lo de Parker desde que lo leyó en inglés. ¿O no era éste, querido amigo? Y como la novela gráfica cuenta la historia de “A quemarropa”, pues no dudé en hincarle el diente. “A quemarropa”. ¿La habéis visto? Es una de las películas más salvajes y amorales del John Boorman más borrico, interpretada por un Lee Marvin majestuoso que no dudaba en pegar, matar y chantajear a quién hiciera falta con tal de recuperar el botín de un golpe que había dado y que sus “compañeros” de trabajo le habían escamoteado.

Y, por fortuna, la traslación a viñetas de la historia de Parker no es meliflua, tímida o apocada. Es dura, áspera y violenta, como corresponde a un hard boiled políticamente incorrecto y que, precisamente por eso, nos encanta.

“El juego de la luna”, por su parte, me vino recomendada por Álex, un tipo de los que hablan poco pero que, cuando lo hace, sube el pan. Un tipo Irreverendo que, desde luego, acierta en todas y cada una de sus sugerencias.

No sé qué pensará Rash de esta atemporal y renacida Caperucita que juega con los lugares comunes de los cuentos infantiles para narrarnos una excepcional tragedia de amor, muerte, violencia, venganza, etcétera. Porque los cuentos infantiles son crueles. Muy crueles. Y lo curioso es que “El juego de la luna” nació hace mucho, mucho tiempo, con guión y dibujo del propio Bonet, en un tebeo autoproducido que Munuera, al leerlo, pensó que podría ser acreedor de una versión más larga, pausada, como señala en una entrevista publicada hace unos días en IDEAL: «En este caso necesitábamos de un desarrollo extenso para sugerir un tempo narrativo determinado, lento, contemplativo, de acuerdo con la naturaleza del relato. Es, sin embargo, un trabajo de envergadura física y psicológica, pero se hace con gusto porque el formato permite una forma de expresión sin las limitaciones propias de relatos más cortos».

Entrevista realizada con ocasión de la consecución de los dos premios que “El juego de la luna” ganó en el recién terminado Salón del Cómic de Barcelona. Uno de ellos, precisamente, el premio del público, el más apreciado por los profesionales que saben que si hay un criterio fiable, es el del público que elige y decide libre y democráticamente.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.