Actualizo este artículo, que publiqué en IDEAL hace unas semanas. Uno de esos artículos que no gusta escribir, la verdad sea dicha. Pero como lo que toca es precisamente eso, contar la verdad, ahí lo tienes, a ver qué te parece:
Bien metidos en agosto, ya hemos dejado atrás la primera mitad del 2013 y cuando una cierta normalidad vuelva a instalarse en la vida institucional y social granadina, solo nos quedará rematar el año: apenas el Festival de Música y Danza echa el telón, la ciudad quedará cerrada por vacaciones. Hasta septiembre.
Ha sido precisamente en el marco del Festival donde la celebración del Milenio ha lucido con un cierto esplendor. Por una parte y frente a unos centenares de privilegiados espectadores, Jordi Savall desgranó los orígenes musicales del Reino de Granada, interpretando piezas datadas entre 1013 y finales del siglo XV. Por otra, una serie de proyecciones sobre la fachada de la Catedral sirvieron de contrapunto visual a uno de los conciertos del FEX, la extensión popular del Festival; la callejera, gratuita, divertida, desenfadada y accesible a todos los aficionados.
El Festival Cines del Sur, por su parte, proyectó algunas películas bajo el paraguas del Milenio y la exposición fotográfica “El alma desgranada” continúa su periplo itinerante por localidades de toda Andalucía.
Pero lo que realmente permitió lucirse al Milenio de Granada en todo el mundo fue el Doodle de hace unas semanas, con la Alhambra de fondo y las letras que conforman “Google” convertidas en el intrincado dédalo de callejuelas que conforman nuestro mágico y atractivo Albaycín.
¡Un logro, un puntazo y un éxito, sin duda, haber convertido la histórica efeméride en algo tan contemporáneo y posmoderno, tan vistoso y tan visto, tan compartido y comentado a través de las Redes Sociales como un Doodle!
La pregunta es: ¿qué tienen en común todas estas felices iniciativas, sin duda puestas en marcha con la mejor de las voluntades y con todo el cariño del mundo? Que todas son efímeras. Su perdurabilidad. Lo etéreo de unas propuestas que distan años luz de lo que se esperaba que fuera el Milenio. De lo que debió ser. Pero nunca fue. Ni será.
Recuerdo el anuncio de que, en 2012, Granada tendría un pulmón verde en la zona sur de más de cinco millones de metros cuadrados. ¡Iba a ser un parque más grande que el Central Park de Nueva York! La de palos que me cayeron cuando exterioricé la risa floja que dicha quimera me había provocado. (AQUÍ el artículo de marras, de un lejano septiembre de 2008, pero no muy desactualizado, lamentablemente…)
En Granada pasamos, sin solución de continuidad, de los proyectos faraónicos más fabulosos a la consecución de las más altas cotas de la miseria, que diría Groucho Marx. Entre tanto, nos olvidamos del día a día. Con la memoria anclada en un pasado glorioso y la imaginación disparada hacia un futuro prodigioso, solemos obviar el presente, el aquí y ahora, el día a día en que vivimos y donde deberíamos estar trabajando, todos a una, comprometidos en la construcción de una Granada mejor y más igualitaria, más culta, más científica y más justa para todos.
En Twitter: @Jesus_Lens