Estoy viendo ‘Materia oscura’, una serie que no me arrebata, pero como va sobre el multiverso, la figura del doble y el desdoblamiento de personalidad; algunos de mis temas favoritos de la vida, no puedo abandonarla.
En uno de los episodios, los protagonistas están dentro de una caja negra con más puertas que las de El Ministerio del Tiempo. Cada una de ellas conduce a una versión diferente del mundo y lo que se encuentran no es precisamente halagüeño ni prometedor. Cuando visitan una Chicago del futuro no se topan con los Bulls de nuevo campeones de la NBA, precisamente. Impacta ver cómo se hunde la ciudad, con algunos de sus edificios emblemáticos derrumbándose como un castillo de naipes.
Entonces empecé a fantasear y a abrir puertas a través de la mente y de la imaginación. Y me pasó una cosa curiosa: en mi multiverso particular, las cosas cercanas siguen yendo razonablemente bien. Me gustan las posibilidades que soy capaz de vislumbrar. Mis otros yo me parecen tolerables, en general. Menos uno, que es un poco cabrón y demasiado retorcido, el joío. Pero lo acallé pronto. Y las versiones alternativas de la gente a la que aprecio también me resultan sugerentes y sugestivas, interesantes y atractivas.
Sin embargo, en cuanto traspasaba las fronteras del Zaidín, la playa y La Alpujarra; nada más salir de mis bares de cabecera, del bosque de la Alhambra, el Sacromonte y el Albaicín, la cosa se complicaba y me pasaba como a los protagonistas de ‘Materia oscura’: sólo veía catástrofes a mi alrededor.
En España, por mucho que los profetas del Apocalipsis patrio se empeñen en lo contrario, estamos bien. No todos ni de la misma manera, por supuesto. Pero en general, bien. En comparación con lo de ahí fuera… ¡Uf! Le teníamos miedo a Trump, pero ahora que viene cabalgando a lomos de Musk, es ya terror puro y duro.
Por cierto que el protagonista de ‘Materia oscura’, en su vida normal, es un profesor de Física en la universidad. Un tipo convencional, conservador y tirando a soso y aburrido. En su otra versión es un científico iluminado de personalidad arrolladora que inventa unas cosas teóricamente fantásticas, pero que se comporta como un auténtico cretino. No les cuento más, a la espera de la moraleja, que se ve venir. Y otro día fantaseamos con las posibles Granadas del multiverso, si les parece bien.
Jesús Lens
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