Confieso que dudé al abrir el paquete recién llegado desde la librería Negra y Criminal.
(Uno de los grandes momentos de cada mes, dicho sea de paso, es el de abrir esa caja de cartón, procedente de La Barceloneta, y asomarme a descubrir los tesoros que los sabios Paco Camarasa y Montse Clavé le han añadido, por su cuenta, a mis peticiones).
Digo que dudé porque ahí estaba, entre otros títulos, la novela El último lapón, dedicada por su autor. Y como no hace mucho que estuve en Noruega, Suecia y Finlandia, me apetecía enfrentarme a una trama negra y criminal que acontece en un escenario tan improbable como la gélida Laponia, solo comparable a aquella Antártida del tebeo Whiteout, de tan grato recuerdo.
Pero… ¿y si Olivier Truc era otro de esos autores nórdicos pesimistas y apesadumbrados que necesitan tres páginas para decidirse a abrir la puerta del dormitorio, al levantarse de la cama?
Jesús Lens