Fue una de mis lecturas de referencia, de aquellas formativas que contribuyeron a mi educación sentimental. ‘En el camino’, la obra más conocida de Jack Kerouac, terminó de meterme el biruji del viaje en el cuerpo, una de mis pasiones más queridas y sentidas.
Los libros de Kerouac nos llegaron a las manos gracias a la editorial Anagrama. Primero, en formato blanco, en su mítica colección Contraseñas. Después apareció en los populares Compactos y ahora nos llega una nueva edición conmemorativa del 50 aniversario de la editorial.
Anagrama está sacando sus grandes clásicos en edición especial, con unas cubiertas diferentes a las suyas habituales. Cubiertas de encargo a diferentes artistas contemporáneos que le imprimen su particular personalidad a los libros que les toca ilustrar.
El pasado agosto, preparando una de las crónicas para el verano en bermudas, estuve en el estudio del artista granadino Paco Pomet. Entre los lienzos que nos mostró, uno muy especial. Pequeñito para sus estándares habituales. Entre gris y luminoso, como es habitual en su obra. En primer plano, un coche oscuro, de mitad del siglo pasado, circulando sobre el asfalto. A la izquierda, apenas apuntados, unos edificios y unas palmeras. Un poco más allá, un semáforo en rojo. Y al fondo del todo, sobre el horizonte al que nos dirige la mirada, un deslumbrante sol amarillo… con la forma de aquellos Estados Unidos que recorrieron Sal Paradise y Dean Moriarty de cabo a rabo y de forma compulsiva.
Aunque fotografiamos el cuadro, le prometí a Paco que no lo desvelaríamos hasta que la editorial anunciara la publicación del libro. Lo acaba de hacer. Ya está en su catálogo y no tardará en llegar a las librerías. Ni que decir tiene que compraré un ejemplar y que, a falta de un Jack Kerouac que me lo dedique, se lo llevaré a Paco para que le eche un garabato. O algo así. La duda es: ¿vuelvo a leer ‘En el camino’, una lectura de juventud, o le hacemos caso a Félix Grande cuando escribía ‘donde fuiste feliz alguna vez / no deberías volver jamás’?
Jesús Lens