En formato pequeño

Este artículo que publico hoy en IDEAL, me fue sugerido por Colin Bertholet, en una de esas feraces y felizmente interminables charlas salobreñeras… ¡Salud, compañero(s)!

Sé que diciéndolo Manu Chao no es lo mismo. Pero aun así, tiene razón: “de momento prefiero tocar en los bares. Llego a menos gente pero se crean ambientes mágicos. La vida real es fabulosa”.

 manu chao

Imagino que, tras haber leído la anterior aseveración, cualquier músico o artista más o menos joven y nada sospechoso de ser un súperventas, podría pensar que el Manu, harto de ganar billetes con sus discos, giras y proyectos anteriores, ahora puede darse el gustazo de hablar así, haciendo apología de lo pequeño.

 

“Buscar una solución global está fuera de mi alcance, me rindo; pero existen soluciones a escala local”, insiste el músico. Y aunque sea una estrella quien lo sostenga, sigo pensando que tiene razón.

 

La economía, el mundo al que estamos abocados, solo va a permitir espacio para un 1% de la población que, rica, famosa y todopoderosa; se comerá el 80% del mercado. De cualquier mercado. Incluido el artístico. El otro 20% quedará para los pobres que, con imaginación, autogestión y trabajo duro sepan dar con la tecla para conectar con un público que aprecie lo que hace… y esté dispuesto a pagar por su producto, bien o servicio.

 

Ha llegado un momento en que cada vez que escuchamos o leemos algo sobre la vinculación entre crisis y oportunidad, sobre la necesidad de reinventarse, sobre sacar al emprendedor que llevamos dentro… dan ganas de blandir una AK-47 y liarse a tiros. Pero eso, a fin de cuentas, sería rendirse. Y este fuerte no se rinde, como proclama Ramón Lobo.

 

Por ejemplo, ahí están esos bares, clubes y pubs que organizan conciertos para ofrecer un extra a sus clientes. No pueden pagar mucho a los músicos. Y solo pueden cobrar un pequeño suplemento a los parroquianos habituales, más tiesos que la mojama. Pero, entre todos, contribuyen a la que la maquinaria siga funcionando.

 

Concha y Paco, en su Fusión, son abanderados
Concha y Paco, en su Fusión, son abanderados

O los garitos que decoran sus paredes con cuadros o fotografías de artistas locales para venderlos por un módico precio. O las librerías que organizan presentaciones de libros publicados por editoriales pequeñas para acercar a autores y lectores o que organizan actividades para hacer la literatura más atractiva a chicos y a grandes.

 

Sí. El futuro se nos ha achicado, se nos ha empequeñecido a casi todos. Y lo ha hecho de golpe y porrazo. No es fácil reaccionar. Pero hay que hacerlo. No queda otra solución. Y no. No se trata de trabajar más por menos. Se trata, o debería tratarse, de trabajar de otra forma. Porque el tiempo es cada vez más valioso y un bien más escaso. Y, por eso, hay que optimizarlo. Y trabajar distinto. Trabajar mejor.

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Restaurar empieza a estar mejor visto que construir. Reutilizar, mejor que estrenar. Revisitar. Y volver a ver. Escuchar de nuevo. La necesidad y la escasez nos conducen a disfrutar otra vez de acciones, bienes y objetos sencillos cuya belleza y utilidad teníamos olvidadas. ¡Aprovechémoslo! Es la única lección productiva que podemos sacar de la crisis.

 

En Twitter: @Jesus_Lens