Para aliviarnos de la supuesta melancolía de ayer lunes, el día más triste del año según no sé qué sesudo estudio, una encuesta realizada por el Grupo Viva y Ondaluz sobre intención de voto en Granada corrió como la pólvora, de móvil en móvil y de ordenador en ordenador.
Tres conclusiones fundamentales se desprendían de la misma: el PSOE ganaría las elecciones municipales, Ciudadanos experimentaría en clave local el mismo burbujeo que a nivel nacional y el PP se hundiría estrepitosamente, lastrado por el peso muerto de la corrupción y la ruina en que dejó sumido al consistorio granadino. Un auténtico Blue Monday, para el partido del Azul y la Gaviota…
Aunque todo el mundo sabe lo que es una encuesta, de un tiempo a esta parte las manejamos como si fueran material inflamable, con la misma cautela que emplearíamos al manipular un explosivo altamente inestable. Y es que la experiencia ya nos ha enseñado que una encuesta es ese diabólico instrumento que convierte en presidente por un día a Pablo Iglesias o a Albert Rivera para que, al final, sea Rajoy quien vuelva a dormir en Moncloa.
En el caso de Granada, además de todas las prevenciones habituales sobre las encuestas, al sondeo de SW Demoscopia hay que añadirle una importante variable distorsionadora: la hipotética entrada en liza electoral de una candidatura regionalista-plataformera que tratara de canalizar el descontento ciudadano con los partidos tradicionales, incluyendo como tales a Cs y Vamos Granada.
Aun así y con todas las reservas citadas, la encuesta sí es indicativa de que, ahora mismo, el PP local es una formación desnortada que, sin cabeza visible ni voz audible, enredada en sus cuitas internas y en la amenaza fantasma de una moción de censura a Francisco Cuenca, sigue bajo sospecha, careciendo de credibilidad y de discurso.
A sensu contrario, Francisco Cuenca sale bien parado en el sondeo y el criticado postureo que le achaca la oposición, da sus frutos: no solo es el líder más conocido, sino también el más y mejor valorado, aunque su gestión le parezca regular a la mitad de los encuestados y buena, a un 25% de los mismos.
Otro dato ilustrativo: a Rocío Díaz solo la conoce un 40,7% de los granadinos, lo que debería ser un motivo más de preocupación para el PP, aunque no necesariamente para Sebastián Pérez.
Jesús Lens