Disculpen la grosería, pero estoy hasta los mismísimos de esa gente para la que el único cine bueno es el cine en el que no pasa nada. Que no cuenta nada. Que es sinónimo de la nada.
Para estos individuos, la calidad de una película es inversamente proporcional a lo que pase en pantalla.
Leo ahora mismo una reseña de “Gravity” en la que se critica la película porque en ella, a partir de un momento dado, empiezan a pasar cosas.
Y, mira, ya me he hartado.
De verdad.
Si la gente del cine, los Ford, Hawks, Welles o Huston le hubieran hecho caso a este tipo de gente, el propio cine se habría inmolado a sí mismo, por no poder soportarse.
El cine mismo se habría quemado a lo bonzo.
Se habría hecho el harakiri.
Se habría puesto en huelga de hambre y se habría muerto de inanición.
Miren ustedes, yo voy al cine, igual que leo un libro, para que me cuenten una historia. Lo siento. Soy así de básico. Así de primitivo. Así de ignorante. Lo único que pido es que me la cuenten bien.
¡Delito de lesa majestad!
Estoy, repito, hasta los mismísimos… ¡hasta los mismísimos huevos!… de tanto pseudointelectual para el que el cine, si no aburre, no es bueno.
Señores (masculino del plural, que la hombría en la sesuda crítica de cine española es brutalmente acaparadora) ¡váyanse ustedes al peo, al guano y a cualquier otro lugar en que puedan refocilarse con su vacua y vacía verborrea!
Y déjennos en paz.
Gracias y un saludo.
Jesús Lens
En Twitter también me pueden insultar: @Jesus_Lens