Ayer, si te acuerdas, te rogaba que me odiaras. Hoy, sin embargo, te invito a sonreír, gracias a esta preciosa imagen que me hace seguir mi Cuate Pepe. Me gusta la foto. Es alimento para el espíritu. Transmite. Transmite.
Caminos que terminan por desembocar en lo alto de una montaña, donde brilla el sol y desde donde se contempla el mundo entero, siéndote el amo del universo.
Y todo ello, partiendo de una sonrisa, claro.
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