Este año, la Candelaria ha hecho maravillosamente su viaje en el tiempo, arrancándonos de la oscuridad de los días grises, brumosos y nublados para iluminarnos con la luz del sol y el azul del cielo.
Cuando nos planteamos las mejores fechas para el festival Gravite, dado que queríamos hacerlo en temporada baja, pensamos que la fiesta de la Candelaria le daba todo el sentido, no en vano, coincide con el famoso Día de la Marmota que se encuentra en la base de ‘Atrapado en el tiempo’, una de nuestras películas de culto.
Días de sol y calor que, obviando por un instante la emergencia climática, nos animan a salir a las calles y a mí, personalmente, me provocan ese picorcillo en la planta de los pies que invita a ponernos en movimiento y a viajar. Hasta hace un par de años, viajar era sinónimo de irme lejos. Muy lejos. Cuanto más lejos, mejor. También me gustaba el viaje cercano, pero si podía, me iba a la otra punta del mundo. Gracias a la propuesta de IDEAL para los dos últimos meses de agosto, sin embargo, he aprendido a disfrutar mucho más del viaje doméstico, íntimo, reflexivo y soñador.
Esos dos ‘Veranos en Bermudas’ me han permitido el reencuentro con paisajes de Granada largamente olvidados y el descubrimiento de otros que, a mis (casi) cincuenta palos, todavía no conocía. ¡Y lo que te rondaré! Pero, sobre todo, me han permitido desarrollar dos herramientas creativas, dos instintos necesarios a la hora de escribir: afilar la mirada para ver más allá de lo aparente y buscar historias que contar.
El próximo sábado, a las 10 de la mañana, la Escuela de Escritura me ha invitado a impartir un taller de literatura de viajes en la Corrala de Santiago y aquí me tienen, dándole vueltas a qué es y cómo ha cambiado el género en pleno siglo XXI; a cómo escribir de viajes en los tiempos de Instagram.
Me gustan estas propuestas que, de vez en cuando, nos obligan a detenernos para reflexionar sobre lo que hacemos. A sistematizarlo más allá de la práctica diaria. A echarle una pensada, como popularmente se dice. Las conclusiones, a vuelta del fin de semana.
Jesús Lens