Hace tres meses fui a la Fuente del Avellano con mi colega Gustavo Gómez. Estábamos currando en diversos reportajes sobre el Albaycín y hacíamos recorridos que, a modo de punto de fuga, nos sirvieran para contextualizar el barrio Patrimonio de la Humanidad.
Si leyeron ustedes el reportaje de Javier Barrera de ayer, titulado “La Fuente del Avellano, todo un poema”, verían el engendro en que se ha convertido el espacio, con las poesías que lo jalonan ilegibles y cubiertas de pintadas entre lo obsceno y lo vomitivo. (Leer AQUÍ)
¿Saben qué es lo más preocupante? Que, cuando paseo por la zona, o cuando voy corriendo por aquel paraje, ya no reparo en la mierda, la porquería y la suciedad. Estoy tan acostumbrado a que aquello sea una ruina que, para mí, no es noticia.
Pero lo es. Es noticia. Y lo es gracias a las palabras de Javier y a las fotos de Pepe Marín, que han mirado la realidad con ojos escrutadores y críticos, sin rendirse a la costumbre de la dejadez y el abandono.
Quiere la casualidad, que siempre tiene mucho de causal, que el mismo día en que IDEAL publica el reportaje sobre el bochornoso abandono del entorno de la Fuente del Avellano, también pudiéramos el siguiente titular: “El Ayuntamiento acumula una deuda de 33 millones con Inagra”, la concesionaria del servicio de limpieza.
Mientras se nos va la vida -y las fuerzas- posicionándonos sobre memeces varias, salidas de tono extemporáneas y altisonantes declaraciones de los unos y los otros; la casa sin barrer. Entre la Toma y el daca, perdemos la perspectiva sobre las cosas importantes. Por ejemplo, que el PP de Torres Hurtado arruinó al Ayuntamiento de Granada mientras su equipo presumía de buena gestión y que el PSOE ha sido incapaz de consensuar un presupuesto en los años que lleva en la Plaza del Carmen.
Cuando les preguntas a los otros y a los unos, todos dicen tener sus razones, sus excusas, sus motivaciones. Pero el hecho es que Granada se ha convertido en una de las ciudades españolas qué más años lleva con sus presupuestos prorrogados, muestra inequívoca de la inoperancia de los concejales que nos gobiernan.
Dentro de cinco meses hay elecciones municipales. Se presentan más reñidas que nunca y va siendo hora de reflexionar sobre los méritos y deméritos de los concurrentes.
Jesús Lens