¡Cómo ha empezado esta semana, musicalmente hablando! Ayer lunes, el felizmente reinaugurado Eshavira acogió una jam session en homenaje a Enrique Morente en la que participó el mismísimo Jorge Pardo, uno de los grandes del flamenco-jazz contemporáneo.
Esta noche, el Planta Baja va a arder, metafóricamente hablando, con los salvajes hijos del trompetista Phil Cohran, agrupados en la vibrante Hypnotic Brass Ensemble. Una máquina de hacer música que comienza con el jazz tradicional de Nueva Orleans y rápidamente se pasa al rock o al hip hop más contemporáneo, sin desdeñar el ska, el reggae o cualquier otro ritmo que algún purista podría calificar de pachanguero, en el sentido que Mano Negra utiliza el concepto Patchanka.
Y mañana miércoles, el Magic se viste de gala para acoger uno de los grandes conciertos del año musical granadino, en la programación semanal de la asociación de jazz de Granada Ool Ya Koo: Perico Sambeat, Javier Colina y Marc Miralta o, lo que es lo mismo, la aristocracia musical más versátil y excitante del jazz español. ¡Y en un club, oigan! Un trío que agotaría el aforo de cualquier teatro, tocando en un club granadino.
Hace un par de domingos, este periódico publicaba un reportaje sobre la posible burbuja que existe en la escena musical granadina, con fines de semana en los que se llegan a programar hasta sesenta conciertos.
Hace mucho tiempo que, consciente de mis límites y una vez asumido que no tengo el don de la ubicuidad, dejé de sufrir por los conciertos a los que no podía acudir, centrándome en disfrutar de aquellos a los que sí conseguía llegar.
Por ejemplo, y aunque ardo por volver al Eshavira, una jam session de flamenco jazz, un lunes por la noche, es una cita que escapa a mis posibilidades, por mucho que toque Jorge Pardo. Sin embargo, muy mal tendría darse esta tarde para que no acuda a la cita del Planta Baja, dispuesto a sudar la camiseta. Y mañana, en el Magic, ya tengo reservada mesa, faltaría más.
A partir de aquí, no me preocupan los conciertos programados para el resto de la semana. Lo más probable es que no vaya a ninguno. Eso sí: ¡ojalá sean cincuenta, por lo menos! De esa manera, será más fácil que haya alguna propuesta musical que se acomode a sus gustos, intereses, horarios, presupuesto y posibilidad de transporte, estimado lector: puestos a vivir entre burbujas… ¡que sean culturales!
Jesús Lens