Leo una entrevista en «Redes» entre Eduard Punset y Philip G. Zimbardo y me parece brutalmente interesante lo que, bien pensado, no son más que obviedades, pero que así trenzadas tienen todo el sentido del mundo.
Y más aún.
Se puede pensar en el pasado de dos maneras: pensar en todas las cosas malas (los abusos, los rechazos…) o pensar solamente en las cosas buenas.
Se puede vivir en el presente disfrutando del momento (y ser feliz), pero si lo haces en exceso te puedes volver adicto a todo.
Si eres pobre puedes convertirte en un fatalista del presente: “nada de lo que haga va a cambiar las cosas”. Entonces no planearás nada, porque tener planes o no tenerlo no cambia nada…
Esas zonas temporales distintas tienen una gran influencia sobre nosotros: sobre la gente con la que nos asociamos, el tipo de trabajo que buscamos, las probabilidades de meternos el líos y cometer delitos…
Y conecta con el Mal porque, si solamente te centras en el presente, nunca piensas en lo que puede pasar si engañas, hurtas, robas o practicas sexo no seguro… ¡por que nunca piensas en el futuro!
El mal consiste en personas que quedan atrapadas en el presente y nunca piensan en el futuro.
Nunca piensan, si violan a una mujer porque quieren sexo, qué es lo que pasará con esta mujer durante el resto de su vida. Nunca piensan en la mujer en el tiempo, solamente en su propio placer aquí y ahora.
Me planteo entonces cómo podemos empezar a entrenar a las personas para que tengan una perspectiva temporal equilibrada. Que no se centre excesivamente en el futuro, porque entonces te vuelves adicto al trabajo…
¿Cómo lo veis?
Jesús Lens