Tengo la sensación de que entre las tormentas, las crecidas de los ríos y las inundaciones, estamos más pendientes del cielo que de la tierra. Excepto cuando nos sacuden los terremotos provocados por el enjambre sísmico. Pero entonces nos preocupa más la profundidad del epicentro del temblor que lo que pasa en la superficie de nuestra corteza terrestre.
Por ejemplo, los problemas con los medios de transporte. Los trabajadores del Metro están en huelga, así como los conductores de los autobuses de las líneas que dependen de Alhambra Bus: las C30, C31 y C34. Y últimamente, también los de la línea 33.
Mientras, el tren turístico del Albaicín, ese coso que tanto molesta e irrita a cualquier transeúnte que trate de caminar por el barrio histórico, se empotra contra la pared y su funcionamiento queda en suspenso hasta verificar la seguridad del invento en las zonas con cuestas de mayor pendiente. ¡Menudo panorama!
El conflicto en el sector de los autobuses colea desde hace meses y meses. Está enquistado y en vía muerta, sin que la Rober ni el Ayuntamiento se den por aludidos en cuanto a los compromisos adquiridos en diferentes negociaciones ni por las sentencias del TSJA.
En el conflicto del Metro, la Junta de Andalucía tampoco mueve ficha, por mucho que aprobara la concesión de su explotación a la compañía Avanza, que presentó una oferta a la baja. ¿Por qué se externalizó la explotación de nuestro flamante Metropolitano, si en Málaga y en Sevilla es la propia administración quien lo gestiona?
Por supuesto, tanto los conductores como los operarios de los Metros de Sevilla y Málaga tienen mejores condiciones salariales que los de Granada. ¡Faltaría más!
Es triste que la celebración del primer aniversario de la puesta en marcha del Metro, tan afortunada como exitosa, coincida con el conflicto laboral de su personal. Avanza, la concesionaria, considera injustificada e innecesaria la huelga, pero no parece que esté por la labor de dejarse la piel negociando: ni acepta las condiciones que plantea el personal ni da fechas para próximas reuniones.
Hay que insistir: ¿qué posición tiene la Junta en este tema, más allá de no considerarse intermediaria en la negociación varada? Algo tendrá que decir si el Metro no funciona en todo el día de hoy, con su personal en huelga. ¿O seguirá con la táctica del avestruz?
Jesús Lens